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lunes, 19 de marzo de 2007

PATIO DE TIERRA -version enviada a OSVALDO SORIANO en octubre 1996

PATIO DE TIERRA
cuento
Gajos cosidos en tientos de Recuerdos, figuritas, Radio, Cine, Revistas, Diarios y los chistes. Y por sobre todo: el corazón de Villa Pueyrredón
..............“ Pienso que el lunes voy a estar en la tapa de El Gráfico”

Llego del colegio, entro en la cocina, el guardapolvo lo traigo en la mano, como una bola, lo pateo a un ángulo de la mesa, y la pongo allá en el rincón, lejos del arquero.
Mamá grita para que me saque los zapatos nuevos y use las zapatillas para ir al patio.
Entonces otro puntapié al guardapolvo, como un ovillo, o una pelota de trapo, tira las macetas, que están en barrera cubriendo el arco de Avenida La Plata, los tientos se abren y el guardapolvo se desparrama.
Corro y salgo al patio de tierra.
Estoy con el Negro junto a su cucha, esperando para salir a la cancha, por el túnel.
El Negro me mira como siempre en duda o reproche y le digo:
La barrera estaba adelantada, no te parece?, la pelota se desinfló.
Salimos , la gente de la tribuna de la calle Maza nos aplaude, allí debe estar mi papa.
Donde habrá dejado el colectivo?.
Estamos el Negro y yo en el centro de la cancha, Don Macias pita, se la paso al Negro, la da para atrás, desde allí Zubietta me la devuelve y me encuentro solo con una chapita de Bidú allí en la tierra, la pateo, pasa por sobre el alambrado y cae en el gallinero, en las chapas donde duermen las gallinas. Chau, perdí la chapita.
La gente de las tribunas grita y agita pañuelos que parecen palomas saludando al campeón, se levantan los cronometristas, parece que termina el partido. El gasometro está imponente y parece que explota .
Que lío ....... como se me rayó el zapato, justo ahí adelante; y ahora?
Mamá nos lleva al Negro y a mi para la cocina. A mi de una oreja. Entonces me dice que le dé los zapatos y tome la leche,... nunca haces caso!
El Negro mira. Mientras le pongo azúcar al pan y manteca, le voy pasando un cacho.
Superman ya terminó, mama apaga la radio, ahora los deberes.
Pienso que el lunes voy a estar en la tapa de El Gráfico.
Mamá ya me hizo sacar los zapatos; ahora los lustra y sonríe.
Que linda es Mamá cuando ríe.
2
Llueve desde la mañana, seguro que se suspenderán los partidos.
Nos miramos con el negro.
Ya habíamos terminado de comer.
Mamá y Papá se habían ido a dormir la siesta.
Miramos el patio,como se juntaba el agua en la tierra, el barro, cuanto barro, adiós domingo.
De que hablaran ahora los jugadores en la concentración?, pensaran en el domingo ya casi perdido bajo esta terrible lluvia.
Comentarios previos al partido.
Boroccoto dice que no debió jugarse las terceras y las reservas, esto es ha sido un diluvio. Parece que el está tan preocupado como nosotros.
Desde la cabina, vemos tres tipos vestidos de negro que se acercan al medio del patio, hay barro por todos lados.
La cabina de transmisión --en el Gráfico vi una fotografía -- se parece a la ventana de nuestra cocina, pero un momento! allí aparece mama con un gran balde tirando aserrín sobre los charcos de todo el fondo.
Ella como todos nosotros , también está pendiente por el estado del patio, le interesa mantener limpios los pisos de nuestra única pieza. No habrá patines que valgan !
Los hombres de negro la miran y le hacen señas negativas.
-les dicen que no !-, entonces ella parece que les grita; los tipos se vuelven para el túnel y se van por la cucha del Negro.
Se suspende el partido.!
Negro , veni que saco la caja de zapatos y el espejo y nos vemos una película, hoy creo que dan El Halcón Maltés.
El negro me sigue mirando como si no comprendiera nada.
Ves la muchacha. No entiendo porque el muchacho no solamente la deja sino que la entrega a la policía.
No lo entiendo! No , no lo entiendo.
Parece que somos dos, el Negro tampoco lo entiende y mueve la cola.
3
El subterráneo , el Centro, todo es alegría, una fiesta.
Caminamos entre la gente y los coches por la calle Lavalle, en todas las vidrieras de los biógrafos fotos de las películas de ese día y las de los próximos.
Algún cacho de pizza y faina con Papá y luego Florida, el subte y la vuelta.
Algunas veces, no todas, entrábamos a un cine, y veíamos tres películas, después se las contaría al negro, aunque muchas veces le conté sobre las fotos que me devoraba de las vitrinas y con las cuales yo pensaba historietas que me entusiasmaban a medida que las iba contando.
Lavalle es una calle maravillosa, un gran parque de diversiones y de los mas gratos sueños , no se podía casi pasar y sin embargo autos y gente se volcaban por allí, buscando Florida y salir.
Papá decía que Lavalle debería ser sólo para peatones, --falta que yo venga por aquí con el colectivo.
Lo miré, me gustó lo que dijo.
Pero que lío se le armaría con el patrón del colectivo.
Perdería el trabajo.
Ir con Papá por esa calle, era alegría.
En los últimos tiempos me hablaba solo de sus proyectos, dejar el colectivo, conseguirse un buen trabajo, algo mas seguro, se venia la Corporación, tendría que usar uniforme, si el hubiera estudiado, quería que yo lo hiciera.
Mis ideas saltaban también por esa calle, yo solo quería bailar y cantar como veía en las películas.
Quizás yo podría acompañar a Papá en su entrada triunfal por la calle Lavalle con su colectivo, en lugar de pasajeros papa llevaría una banda de música con instrumentos brillantes como oro.
Pero que es eso que viene allí ?,
Un camión de soda?.
No, es el número 33 con papa al volante !.
Se oye una banda y la música llega desde el colectivo, cubriendo toda Lavalle.
Yo ya sobre el techo, con smoking blanco y mi moño azul a pintitas blanca, -como el del colegio - voy girando con lo música por la pista plateada, mientras zapateo con mis suelas de lata..
Ella me esperaba, en la pista ; era la muchacha del Halcón Maltés, y comenzamos a bailar, muy juntos, al compás de una música suave y melodiosa.
Grandes reflectores desde las marquesinas de los cines, nos iluminan yo subo por una escalera luminosa que da a los techos del cine Hindú y desde allá arriba comienzo a bajar los escalones luminosos, uno a uno, y a cantar con una voz que no conozco como mía, en inglés.
Siento que es como si se entendiera todo.
Llueve papel picado, la gente aplaude y saluda, llegamos a Florida, la boca del subte, bajamos y nos sentamos silenciosos papa y yo, cada uno metidos en sus cosas, sus sueños.
Que musical había visto esa tarde en el Big Parade de la calle Lavalle.
Como se lo iba a contar al Negro? .
4
Regresaba del colegio. El viernes terminaban las clases y llegaban las vacaciones.
Mamá estaba en la puerta con el Negro, hablando con el matrimonio que nos alquilaba la pieza.
Don Santiago y Encarnación.
Ellos vivían en la parte de adelante de la casa.
Todos parecen muy serios, que pasó?,
Habrá hecho algo el Negro?.
El no me salió a saludar, apenas me vio se fue para el fondo, al patio.
Doña Encarna, no es muy amiga de los perros, nos vigila siempre, desde su cocina , muchas veces, me parece que sonreía, pero ahora está muy seria.
Cuando pasé para el fondo, para preguntarle al negro, ella casi ni me miró.
Encarna y Santiago vivían solos y no tenían ninguna familia.
La casa era muy grande para ellos solos.
En un principio no le querían alquilar a Papá, decian que ellos eran una parejita muy simpática, pero lastima que tengan un chico y un perro.
Luego cedieron, y nos venimos a vivir aqui.
Luego de esa tarde sin mayores explicaciones, era el primer lunes de mis vacaciones de colegio, nos mudamos de lo de Santiago y Encarna.
Papa ya había cambiado de trabajo, y nos íbamos a vivir a un departamento.
Los dos viejos dueños de casa lloraban y eso me hizo llorar a mi.
Pero mis verdaderos motivos era el tener que dejar el patio de tierra y quizas la siempre abierta posibilidad del colectivo de papá por Lavalle.
Además eso de que un perro no se podía tener en un departamento, no lo entendia, eran muchas cosas que venia no entendiendo.
El Negro se quedó, lo tuve que entregar como hizo aquel muchacho del sombrero casi sobre los ojos, con aquella muchacha.
Que ganas de llorar.
No lo pense mas, me baje el ala de mi gorra, casi tapando mis ojos, como había hecho el muchacho, para que a mi tampoco se me vean los mocos, que se me caían de la nariz, por que no podía parar de llorar.
Subí al camioncito donde estaban las pocas cosas que teníamos, y poco falto para que saltara y volviera por el Negro, pero no pude, no se que fue lo que me sujetó.
Durante el viaje al nuevo barrio, al departamento , Mama tiro mi caja de zapatos. No entendía para que la traía yo.
Chau mi caja de ensueños, mi caja de cine, me ajuste la gorra un poco , me limpie los mocos y seguí llorando.
18/10/96
PATIO91.TXT
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