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jueves, 10 de mayo de 2012

los bautistas en el valle


Posted by PicasaBautista Alvarez tal vez haya soñado a su regreso de Cuba que también viajaría a Venecia.o a Lisboa, 
tal vez.?
Ha soñado tantas cosas, ha sido tantos Cesares, ha encabezado tantas campañas perdidas, porque siempre del lado de los perdedores, poca paga y grandes fracasos. Su destino viajar a lugares distantes de ese lugar en Galicia, su lugar, San Miguel de Navea, sin moverse nunca de el.. Vivió allí, con diarios atrasados los movimientos del mundo, lo tildaron loco, y Bautista sonreía. No vio la República en el gobierno, pero a pesar de los viejos diarios con noticias de otro tiempo, fue republicano y por la patria antes que muchos. No conoció nunca a Valle Inclan, pero destilaba sus desplantes que pronto, fueron recordados como grandes hazañas en ese su pueblo natal.
Atrás de la vieja capilla, hoy ya no utilizada,  esta su tumba.
no obstante, muchos dicen que allí no hay ni hubo nunca nadie. Esta también como la capilla vacía.
Fue un sueño un sueño de un fingidor. El primer fingidor.
su nieto Damasceno, que nunca lo conoció, lleva desde niño una bitácora donde como una especie de diario vuelca sus movimientos algunos sorprendentes, algunos otros disparatados.
Bautista fuera de su Galicia nunca fue a ninguna parte. Pero Damasceno a su manera no será Marco Polo pero..........
Ya tendremos noticias de estos dos viajeros .
no puedo dejar en el olvido lo que se dice como logo inicial en el blog de DAMASCENO MONTEIRO (apellido de la abuela)
dice
VIAJES Y NOVELAS UNO CREE IMPOSIBLES
uno se va y anda por ahí, Luego vuelve y cuenta alguna cosa.
no lo que ha ocurrido
un poco menos y un poco mas

agregando algo de TOMAS ELOY MARTINEZ
la historia de los hombres se escribe con esos fragmentos hechos de viento.
siempre hay un instante de la vida en que volvemos a ser lo que fuimos o en que somos, misteriosamente,
lo que nunca pudimos ser

seguiré en otro momento
Luis Nuñez




de nuestro compañero y amigo de "los jovenes de corazon y artritis alegre": gracias Juanito!!!!

 
Posted by Picasa

martes, 1 de mayo de 2012

EL HOMBRE TUMBADO



de la Redaccion
........vuelvo sobre este escrito de Vila Matas, en este martes, dia del Trabajador.
hoy es un dia de reflexion en busca de paz y descanso.
El de la foto de espaldas es Perec.


firma DAMASCENO MONTEIRO


El joven tumbado (Oblómov) .
Enrique Vila-Matas
Posted on abril 29, 2012
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(http://leyendoaenriquevilamatas.files.wordpress.com/2012/04/perec.jpg)


Me acuerdo de Rilke, para quien la vida en sí, pura y libre de las determinaciones particulares que
la califican y delimitan, se parecía a la muerte; lo era en tanto que puro espacio hueco e impreciso,
ausencia y concavidad. “¿Cuándo es el presente?”, llegó a preguntarse, influenciado por J. P.
Jacobsen, autor de Niels Lyhne (1880), novela en la que se fomenta la sospecha de que la
existencia, la vida, “no es jamás”.
¡No es jamás! Esto casi suena a Beckett y recuerda a Martin Amis cuando dijo que si alguien
quisiera imitar el estilo beckettiano podría fácilmente salir del paso escribiendo: “No, nunca,
jamás, no”.
Pero volvamos a la existencia y a la sospecha sobre ella. A Jacobsen le inquietaban los seres “que
viven como si eso fuese la cosa más natural del mundo”. No es extraño pues que para el Niels
Lyhne de su novela la vida hubiera perdido toda naturaleza y contenido y no fuera nunca algo
obvio en su transcurrir, sino algo vacío e irreal: la vida vista como algo que puede que estuviera
pasando a su lado, pero no a través de él.
Niels Lyhne nos recuerda a esos solitarios que alguna vez hemos visto sentados en orillas extrañas,
contemplando la vida muda de la que se alejan. Y también a la novela Oblómov del escritor ruso
Iván A. Goncharov, donde los habitantes del pueblo de Oblomovka ven discurrir la vida “a su
lado, como un río que contemplan desde la ribera”.
Y es que si la existencia es sólo una incesante despedida de sí misma, sobre su fuga planea
constantemente esta cuestión: “¿Cuándo se vive?”. La pregunta la hace Oblómov, el haragán por
excelencia de la literatura rusa y pariente secreto de Niels Lyhne. Si Lyhne es alguien “medio
Werther, medio Hamlet, vencido por un pesado cansancio” (eso decía Zweig de él), Oblómov
también es una persona fatigada, en realidad es el héroe absoluto de los indolentes y el
protagonista de la mejor novela que se ha escrito sobre la ociosidad.
Veamos: Oblómov es un joven y desvalido aristócrata, incapaz de hacer nada con su vida.
Duerme mucho, bosteza continuamente dentro de su bata deshilachada. No hace nada, pero es
que nada. Encogerse de hombros es su gesto preferido. Es de esa clase de personas que tienen la
costumbre de irse a dormir antes de fatigarse. Estar tumbado cuanto más tiempo mejor parece su
01/05/12 El joven tumbado (Oblómov) . Enrique Vila-Matas « Leyendo a Enrique Vila-Matas
leyendoaenriquevilamatas.wordpress.com/2012/04/29/el-joven-tumbado-oblomov-enrique-vila-matas/ 2/3
única aspiración, su modesta aunque envenenada rebeldía. A lo largo de toda la novela de
Goncharov, el joven Oblómov raramente deja su habitación, donde permanece tumbado en un
diván intentando evitar las propuestas y las obligaciones que le llegan del exterior, y sólo hasta
muy avanzado el libro no le veremos, por primera vez, salir de la cama. Ha perdido la costumbre
de moverse, de vivir, de ver gente, le parece que se ahoga en medio de la multitud. Es alguien que
dio por terminada hace tiempo su vida en sociedad, y vive literalmente como un joven tumbado o,
mejor dicho, como un muerto: la vida fluye pero sólo a su lado, sólo al lado de su diván, en
realidad la vida nunca ha pasado por él.
Amado por Olga, ésta desiste de su empeño en llevarlo al altar cuando comprende que el joven
elegirá siempre el reposo si ha de decidir entre el reposo y ella. Tal convicción la lleva entonces a
casarse con Stolz, amigo de infancia de Oblómov y contrapunto exacto de éste, porque es un
trabajador infatigable y un entusiasta de Europa y del progreso y un tipo absolutamente
convencido de que lo natural es vivir… La novela de Goncharov —en realidad irresumible como
todas las buenas novelas— fue durante tiempo vista como una crítica de la nobleza rusa y del
régimen zarista, pero lo que ha perdurado del libro no ha sido su conciencia política, sino el
talento del autor al crear el paradigmático personaje de Oblómov, de quien en el libro se nos
explica, con moroso detalle y mucha gracia, su desdichada forma de ser. ¿Desdichada? Quizás
sea al revés y Oblómov, alejado de toda acción, sea un alma feliz, completamente feliz.
Su inmovilismo atrae a muchas almas hoy más que nunca. Hoy, cuando la crisis empieza a
propiciar una modesta pero envenenada rebelión, en el fondo inquietante para el poder
económico: la silenciosa rebelión de los oblomovs que surgen de entre las gavillas de jóvenes
tumbados por el paro. La consigna es apartarse, hacer uso del “derecho de irse” que reclamaba
Baudelaire. Para ejercer ese derecho y afiliarse al oblomovismo la solución más práctica es
quedarse quieto, descubrir que para huir de un lugar lo mejor es quedarse en él. En la novela de
Goncharov la acción está prácticamente ausente de ella, y aun así parece que pase algo, quizás
sea sólo la vida pasando al lado de la trama. El muy casero protagonista y cansado héroe de la
nada no inicia jamás una acción ni actividad alguna que no sean sus vodevilescas disputas con su
criado Zakhar en pasajes haraganes, pasajes del libro lógicamente gandules, pues éstos no hacen
más que describir las monótonas jornadas de un indolente, de un ser abúlico, no nacido siquiera
para hacer novelas: “Escribir de noche —pensó Oblómov— ¿cuándo dormirá? Seguramente
gana más de cinco mil al año. ¡No está nada mal! Pero escribir todo el tiempo, derrochar el alma,
el pensamiento en menudencias, cambiar de convicciones, comerciar con la inteligencia, la
imaginación, violentar la propia naturaleza, sufrir la inquietud, la indignación, no conocer el
reposo y estar siempre en movimiento… Y escribir, escribir siempre, ser como una rueda, una
máquina: escribir mañana y pasado mañana, en días de fiesta, en verano, escribir
constantemente. ¿Cuándo podrá detenerse y descansar? ¡Qué desgraciado!”.
Me parece que Oblómov acertó de lleno. ¿Qué es eso de comerciar con la inteligencia? ¿Cómo no
darle la razón a este ocioso ruso tumbado, al joven que inspiró aquel sorprendente grafiti de Guy
Debord en un muro del Quartier Latin de París en los años cincuenta? Ese grafiti decía: “No
trabajéis nunca”.
¿Y quién, al fin y al cabo, no es oblomovista? ¿Quién no intuyó alguna vez que ser ocioso es
precisamente aquello con lo que sueña todo el mundo, “pues todo lo que el hombre hace es un
intento por recuperar el paraíso perdido”? ¿Y quién no sospecha que los seres humanos lo que
realmente ambicionan es la paz y el descanso?

01/05/12 El joven tumbado (Oblómov) . Enrique Vila-Matas « Leyendo a Enrique Vila-Matas