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sábado, 22 de marzo de 2008

es como un sueño

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cada cual atiende su juego

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POR EL CAMINO DEL ELECTRICO

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MUSICA Y BAILE CALLEJERO-

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LISBON REVISITED 1935

El sol del medio día de enero, se refleja en las tejas de las casas blancas y en el río azul.
Qué decir del cielo!. La ciudad está más Lisboa que nunca. El Castelo de San Jorge domina brillante también entre las construcciones vecinas.
El habitante del primer piso de la Rua Coelho da Rocha 16, tiene otra visión de este día. Gris y cansado.
Las vigilias de tantas noches, muestran a sus enrojecidos ojos: su maltrecho y abandonado presente.
Desde que murió su tía, vive solo en las dos salas. Terminaron sus continuos traslados de pensiones y hoteluchos, pero su interior sigue de mudanza.
Domingo largo y monótono, es de nunca acabar. Se ha quedado sin cigarrillos. Solo quedan algunos pitillos en los platos de la cocina. Va hacia la ventana, desde allí se ven las desiertas veredas. La portera del edificio, va a visitar a sus parientes de Benfica.
Alves no ha venido a abrir la cigarrería, tampoco el almacén de la esquina esta abierto La Brasileira es su única salida. Pero a qué ir a ese lugar un domingo. Sus amigos y las tertulias de los días de semana no estarán hoy. Qué es lo que le hace pensar que todos ellos, sus amigos están hoy fingiendo: ser buenos padres y esposos amantes?. Vuelve de la ventana a la sala donde en el alto escritorio su maquina espera. Cuando comienza a escribir y descansa su pie izquierdo sobre uno de los baúles de debajo del escritorio, no sabe sí esta en lo de Fonseca o en la Rua Coelho 16.
Oye pasar un tranvía en camino al final del recorrido: Los Plazzeres.
Domingo sin tertulias, cigarros y vino.
Desde el atalaya, una ventana, una colina mas de Lisboa, vigila el movimiento del Hospital. En la plazoleta del frente, el busto de Wellington es también pálido testigo del día interminable. Pereira, su medico en él ultimo reconocimiento al estudiar la radiografía, señalando la mancha en el hígado dijo, es dura y seca como esa estatua. No tenemos solución, definitivamente no.
La carta que escribe en el alto escritorio, para su amigo Monteiro, lo aparta de la nada y de la nausea que vuelve y lo ahoga.
Alves no llegará.
No obstante este dominical ánimo, ayer con la visita de su barbero, se había sentido un poco dandy y joven como en la lejana Dubron. Allí definió que iba a ser un poeta ingles.
La carta a Monteiro es todo un hecho que lo hace sentir tal vez esperanzado. Ha podido concluirla y ha escrito como hace tiempo no lo hace. Le explica en ese correo su plan de publicaciones para ese año y la génesis del “drama de gentes”. El drama que duerme debajo de su escritorio, en los papeles dentro de los baúles. Su saudade de sentirse entendido y otra vez niño. Otro año terminado en cinco que traerá dolor pero esta vez paz, alguien le dijo en lo de de Martihno da Arcada “Descansa, pocos te llorarán”.
La carta son sus pensamientos que precipitadamente se escriben, tal cual salen de su afiebrada cabeza. Las palabras brotan como en una charla, solitaria tertulia en la sala del frente junto a la ventana. La vieja Royal. En ella golpea las palabras, la angustia, también el plan de escribir que no lo abandonó nunca.
Escribir de pie sobre su elevado escritorio es un habito que viene de lejos. Tal vez su trabajo en oficinas comerciales de la Baixa o el despacho de bebidas de Fonseca en la calle Do Ouro. Sus bolsillos con notas y apuntes que dibuja en servilletas que luego pasará a maquina en su casa o en la oficina son el resultado de sus ultimos dias desquisiados. .
La carta de ese 13 de enero es todo para el, en su domingo y solitaria tertulia.
Para su buena administración le pide a Monteiro que avise lo antes posible, cuando la reciba..
Prepara un sobre, que pone con la carta en un bolsillo de su chaqueta. Esta cuelga del picaporte de la ventana. No debe olvidar despacharla mañana.
Los últimos años han sido muy duros, ahora desearía tener una entrada regular, para remediar su situación. Tal vez así podrá escribir y ordenar algunos de sus papeles y sacar al fin una publicación decente.
Enciende la radio que dejó su tía. Se escuchan canciones inglesas. El ingles es su idioma y desde joven en las colonias quiso ser un poeta ingles.. Ya se lo ha escrito a su amigo. Pero solo es un poeta portugués.
La voz canta:
NO MATTER WHAT THE FUTURE BRINGS, AS TIME GOES BY.
Qué traerá el mañana? Ya dentro de sus propios versos, finge tan completamente; que hasta finge que es dolor, el dolor que en verdad siente.
Ahora vivo, nadie verá esos papeles de los arcones.
AS TIME GOES BY.
Va a la cocina, saca un pitillo del plato de restos y trata de encenderlo. Llena una copa del ultimo vino que queda en la casa.
THE LAST DRINK, THE BIGINING OF THE END.
Unos meses después el poeta, en una cama del Hospital San Luis de los franceses, espera el final. Pide papel, lápiz, anteojos y escribe su ultimo verso, la triste hoja del libro caído de su vida.
I KNOW NOT WHAT THE FUTURE WILL BRING.
Fue en el momento de despedirse del mundo, cansado, incluso cansado del cansancio, que comprendía que nunca había podido ser nada en la vida porque estaba condenado a fracasar en todo; al final, para comenzar a vivir tenia que comenzar por morir. La ceremonia fue discreta y las lagrimas escasas o ningunas. Estaban en el lunes lluvioso en Los Plazzeres, algunos viejos compañeros, un joven admirador, dos de sus patrones, su amigo el barbero. Este fue el principio.


Luis B. Nuñez


(03/03/2002) Id artículo: a1799


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AUTOPSICOGRAFÍA

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge ser dolor
El dolor que en verdad siente.

Y quienes leen lo que escribe
En el dolor leído sienten
No los dos que el poeta vive
Mas sólo aquél que no tienen.

Y así por las vías rueda
Y entretiene a la razón
El tren girando con cuerda
Que se llama corazón

TABAQUERIA

TABAQUERIA

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe quién es
(Y si supieran quién es, qué sabrían?),
De ahí para el misterio de una calle cruzada constántemente por gente,
Para una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposíblemente real, cierta, desconocídamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte por la humedad en las paredes y pelos blancos en los hombres,
Con el Destino conduciendo la carroza de todo por la avenida de nada.

Estoy hoy vencido, como si supiera la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviera para morir,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sinó una despedida, tornándose esta casa y este lado de la calle
La hilera de carruajes de un convoy, y una partida silbatada
De dentro de mí cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.

Estoy hoy perplejo, como quien pensó y creyó y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no hice propósito ninguno, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí de ella por la ventana de los fondos de la casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Mas allá encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. En qué he de pensar?

Qué se to de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
Ser lo que pienso? Pero pienso tanta cosa!
Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueño genios como yo,
Y la historia no marcará, quién sabe?, ni uno,
Ni habrá sinó mierda de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
En todos los manicomios hay enfermos locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
En cuántas mansardas y no-mansardas del mundo
No estan en este momento genios-para-sí-mismos soñando?
Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas -
Sí, verdaréramente altas y nobles y lúcidas -,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oidos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
Tengo soñado más que lo que Napoleón hizo.
Tengo apretado al pecho hipotético más humanidades que las de Cristo,
Tengo hechas filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Mas soy, y tal vez seré siempre, el de la mansarda,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenga cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta,

Y cantó la canción del Infinito en una capoeira,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
Creer en mí? No, ni en nada.
Derrameme la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me halla el pelo,
E el resto que venga si viene, o tenga que venir, o no venga
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Mas despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de casa y él es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Via Láctea y el Indefinido.

(Come chocolates, pequeña;
Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sinó chocolates.
Mira que las religiones todas no enseñan más que la confitería.
Come, pequeña sucia, come!
Pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso y, al tirar el papel de plata, que es de hoja de estaño,
Dejo todo por el suelo, como hube dejado la vida.)

Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafia rapida de estos versos,
Pórtico partido para el Imposible.
Pero al menos consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con el que tiro
La ropa sucia que soy, en rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.

(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua que fuera viva,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilisima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocot(*) célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno - no concibo bien el qué -
Todo eso, sea lo que fuere, que seas, si puede inspirar que inspire!
Mi corazón es un balde despejado.
Como los que invocan espíritus invocan espíritus invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo los paseos, veo los autos que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los canes que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al exilio,
Y todo esto es extranjero, como todo.)

Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo que yo no envidie solo por no ser yo.
Miro a cada uno de los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca vivieras ni estudiaras ni amases ni creyeras
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hallas existido apenas, como un lagarto a quien cortan el rabo
Y que es rabo para abajo del lagarto remezcládamente

Hice de mí lo que supe
Y lo que podía hacer de mí no lo hice.
El dominó(**) que vestí era yerrado.
Conociéronme después por quien no era y no desmentí, y me perdí.
Cuando quise sacar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la saqué y me vi al espejo,
Ya había envejecido.
Estaba ebrio, ya no sabía vestir el dominó que no había sacado.
Dejé fuera la máscara y dormi en el bestiario
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quien me diera encontrarme como cosa que yo hiciera,
Y no quedase siempre delante de la Tabaquería de delante,
Tacoñando a los pies la consciencia de estar exisitendo,
Como un tapete en que un borracho tropieza
O un felpudo que los gitanos robaron y no valia nada.

Mas el Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta y se quedó en la puerta.
Lo miró con el desconforto de la cabeza mal girada
Y con el desconforto de la alma mal-entendiendo.
Él morirá o yo moriré.
Él dejará la pizarra, yo dejaré los versos.
A cierta altura morirá la pizarra también, los versos también.
Después de cierta altura morirá la calle donde estuvo la pizarra,
Y la lengua en que fueran escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará hacienco cosas como versos y viviendo por bajo de cosas como pizarras,

Siempre una cosa de frente de la otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre el imposible tan estúpido como el real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño de miterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.

Mas un hombre entró en la Tabaquería (para comprar tabaco?)
Y la realidad plausible cae de repente encima de mí.
Me semiergo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la libertación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La libertación de todas las especulaciones
Y la consciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar mal dispuesto.

Después me dejo para atrás en la silla
Y continúo fumando.
Mientras el Destino me lo conceda, continuaré fumando.

(Si yo me casara con la hija de mi lavandera
Tal vez fuera feliz.)
Visto eso, me levanto de la silla. Voy a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (metiendo cambio en el bolsillo de las calzas?)
Ah, lo conozco, es Estevez sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino Estevez se dio vuelta y me vio.
Me señó adiós, le grité Adios Oh Estevez!, y el universo
Se me renconstruyó sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la Tabaquería sonrió.
Álvaro de Campos
15-1-1928

ya llego ya llego

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ALLI VIENE

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TENGO QUE IR A PORTUGAL

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EL POETA ES UN FINGIDOR

De la serie EL POETA ES UN FINGIDOR
UNO Y LOS OTROS
FERNANDO PESSOA, ALVARO DE CAMPOS & ASOCIADOS


CARTAS Y POEMAS

CORRESPONDENCIA



1. Carta de Ofelia Quiroz a Fernando Pessoa


«Mi adorado Fernandinho...»
«Es medianoche, me estoy adormilando, pero estoy pensando siempre en mi amor. ¿También él estará pensando en su bebé? Me temo que no. Estoy triste y confusa. Acabo de hablar con el joven que quiere cortejarme y siento siempre las mismas cosas que tanto me hacen pensar en mi Fernandinho, al amor que tengo por él, y si es suficientemnte sincero el amor que él dice sentir por mí, si merece el sacrifico que estoy haciendo. Estoy rechazando a un muchaco que me adora [...] Dime, pues, francamente, si soy algo para ti, mi Fernandinho.
¿Me has dicho alguna vez que es lo que piensas realmente, qué quieres hacer conmigo? No, no sé nada. Sólo sé que te amo y nada más. Pero eso no basta. Estoy completamente entregada a mi Fernandinho. ¿Qué recompensa tendré? Te seré clara. Temo que tus efluvios de amor terminen pronto [...] Temo que me digas, amor mío, que tengo razón al pensar así. ¿Tendré de ti la recompensa que merezco? Temo que no la tendré, dado que nunca me has hablado de ello.
Te juro, Fernandinho mío, que prefiero alejarme de ti para siempre, por mucho que me cueste hacerlo, antes de pensar que nunca seré tuya y que tendré que continuar como ahora.
Fernandinho, si nunca pensaste en formar una familia y si tampoco ahora lo piensas, te pido en nombre de todo y en nombre de la alegría de tu hermana, que me lo digas por escrito, que me comuniques tus intenciones sobre mí (¡y no olvides las numerosísimas veces que me has dicho, no que me amas, sino que me adoras!). Porque si tus intenciones no fuesen lo que yo tanto deseo, prefiero romper para siempre nuestra (mejor dicho) mi amistad...»
(28 de febrero de 1920).


2
. sus cartas fueron escritas como el solo supo escribirlas por aquellos tiempos, en poema como el que sigue, y fue Alvaro de Campos el poeta, ingeniero de Glasgow quien dijo:


¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto, o lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, les haría, a todos, a voluntad.
Así, como soy, ¡tengan paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí,
O déjenme ir solo al diablo!
¿Para qué tenemos que ir juntos?

¡No me tomen del brazo!
No gusto que me tomen del brazo. Quiero ser solo.
¡Ya dije que soy solo!
Ah, qué trampa quieren que yo sea de la compañía!