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sábado, 28 de noviembre de 2009

AMOR 77 - Julio Cortazar

Amor 77
Y después de hacer todo lo que hacen,
se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten,
y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

De Julio Cortazar.
1979
un tal Lucas

EL BALCON QUE VOLVIO DEL PASADO -TOMAS ELOY MARTINEZ -LA NACION

EL BALCON QUE VOLVIO DEL PASADO

La historia de los hombres se escribe con esos fragmentos hechos de viento. Siempre hay un instante de la vida en que volvemos a ser lo que fuimos o en que somos, misteriosamente, lo que nunca pudimos ser.””

TOMAS ELOY MARTINEZ

Leido en el diario La Nacion de hoy.

Tantas veces he contado cómo conocí a Carlos Fuentes a fines de la primavera austral de 1962, en un balcón de Buenos Aires vencido por los años, que ya la anécdota se ha convertido en una leyenda con la que el tiempo hace lo que quiere. A veces la vuelvo a oír tan desfigurada que me pregunto si de verdad estuve en ese balcón, y si todos los que coincidimos allí éramos tan jóvenes y felices como se empeña en creer nuestra memoria.

Por eso, cuando Fuentes volvió a pasar por Buenos Aires a fines de este noviembre, le propuse que recuperáramos el balcón para mostrárselo a Silvia Lemus, su esposa. Nos costó dar con él porque no encontrábamos balcón alguno que amenazara precipitarse sobre la calle. Con buen tino, Silvia dijo que sin duda ya lo habían restaurado y propuso que dejáramos el recuerdo allí donde la vida lo había dejado: con las grietas de otros tiempos, melancólico, empañado por el aura de una Buenos Aires que ya no existe.

La casa del balcón -en verdad, el séptimo piso de un lujoso edificio de departamentos en la zona de la Recoleta- estuvo para mí siempre en la calle Arenales. Ahora Fuentes lo ubicó en la avenida Quintana, a pocos pasos del hotel Alvear -su refugio favorito en los viajes a la Argentina-, y contó que los invitados éramos unos quince o veinte: escritores, músicos, actores de cine. Yo carecía de méritos para estar entre ellos: desde hacía un año no era ya crítico de cine del diario LA NACION, sobrevivía colaborando con Augusto Roa Bastos en los diálogos de sus películas y escribía desde la medianoche hasta el amanecer una novela que nunca terminé. Durante años supuse que fue Roa Bastos quien me había llevado al balcón, aunque José Bianco me dijo, la última vez que lo vi, que fue él quien llamó esa mañana por teléfono a mi casa de Adrogué para que no olvidara la invitación.

Llegué al departamento de la calle Quintana cuando caía la tarde. Aunque Carlos Fuentes era el centro de atención, advertí que la conversación fluía distraída, como si la dispersaran otros imanes que no estaban a la vista. Todos los invitados habíamos leído y admirado La región más transparente en la única edición que circulaba entonces en Buenos Aires -la de la Colección Popular del Fondo de Cultura Económica-, y aún puedo oír la voz de Enrique Pezzoni repitiendo algunas frases del monólogo inicial de Ixca Cienfuegos con artificial entonación mexicana: "Tus héroes no regresarán a ayudarte. Has venido a dar conmigo, sin saberlo, a esta meseta de joyas fúnebres. Aquí vivimos".

La conversación de Fuentes era ingeniosa, deslumbrante, llena de fuego político, de pasión por la justicia y de una sabiduría intelectual asombrosa para sus años. En las reuniones de Buenos Aires era habitual entonces lanzar al aire citas de Sartre, de Breton, de Jean Génet, de las grandes películas que amábamos -Fellini, Billy Wilder, Ingmar Bergman-: Fuentes nos las devolvía todas, enriquecidas siempre con algún detalle que habíamos pasado por alto. Nos habló con entusiasmo de Pedro Páramo y nos deslumbró entretejiendo al azar versos de juventud de José Gorostiza, Salvador Novo y Jaime Torres Bodet hasta componer la música de un poema que era de ninguno de los tres, pero que en modo alguno los desmerecía.

En el balcón coincidimos Roa Bastos, Enrique Pezzoni, José Bianco y el gran actor Francisco Petrone, al que Fuentes admiraba desde que lo vio en Prisioneros de la tierra , el clásico film de Mario Soffici, y en La fuga , una joya rara de Luis Saslavsky. Aunque yo también compartía la admiración por esas obras, apenas abrí la boca. Las había visto muchas veces, pero Fuentes y Bianco las conocían mejor. A pocos pasos del balcón, en el enorme living, Ernesto Sabato se afanaba explicándole a la dueña de casa las teorías del nouveau roman reflejadas en las novelas de Alain Robbe-Grillet. Ella daba la impresión de no entender una sola palabra, pero Sabato lograba mantenerla suspendida en el éxtasis de un lenguaje lleno de citas francesas y de referencias científicas.

Casi enseguida advertí que Petrone, hipnotizado por la belleza celestial de aquella mujer, trazaba en el aire la silueta de su nuca perfecta, del lánguido pelo esponjoso que le caía hasta la cintura, suspiraba sin recato, y muy pronto todos, incluyendo a Fuentes, clavamos nuestros ojos en ella. Luego la vimos perderse en la penumbra de la tarde, guiada por un Sabato solícito. Eso fue todo.

Creí que el encantamiento se había disipado para siempre hasta que muchos años después, hacia 1998, la historia salió de su letargo y reapareció con las mismas melodías del pasado. Una mañana de otoño, cuando caminábamos con Fuentes por una calle cercana a Gramercy Park, en Manhattan, descubrimos al mismo tiempo, en el décimo piso de un edificio de los años 20, varios balcones abombados, de mampostería, que parecían colgar peligrosamente sobre el abismo.

"Esos balcones -dijo Fuentes-, ¿no son exactamente iguales al balcón de Buenos Aires donde toda la literatura latinoamericana se enamoró al mismo tiempo de las espaldas de mujer más hermosas del mundo?" No eran iguales (los de la avenida Quintana son rectangulares), pero la invocación bastaba para que la escena de treinta y seis años antes volviera intacta a mi memoria. Recordé el lugar, recordé la luz dorada del atardecer, la tierna brisa de noviembre que acariciaba la ciudad.

Declinaba, como dije, la primavera de 1962. Fuentes acababa de llegar a Buenos Aires luego de asistir al Congreso de Intelectuales, organizado por la Universidad de Concepción, en Chile, donde había deslumbrado a colegas cuyo lenguaje habitual -entonces como ahora- es el lenguaje del desdén. Serían las siete, tal vez las ocho de la tarde. El crepúsculo tardaba en volverse noche. Fue entonces cuando vimos pasar, bajo esa luz imprecisa, a la mujer con las espaldas más hermosas del mundo. Eramos (yo no lo sabía) huéspedes de su casa. La mujer había enviudado un año antes del investigador médico Carlos Galli Mainini, discípulo del fisiólogo Bernardo Houssay. Galli se había hecho famoso al crear un nuevo método para el diagnóstico precoz del embarazo, inyectando orina de mujer en batracios machos. Lo que ahora suena vetusto y anacrónico entonces era revolucionario. El investigador estuvo casado menos de dos años con aquella diosa inolvidable. Murió cuando acababa de cumplir 47. Las fotos que han quedado de él lo revelan buenmozo y feliz.

Fuentes recuerda las espaldas de la viuda con tanta nitidez como yo: el dibujo suave de las venas bajo la piel traslúcida, el coqueteo de los bucles dorados sobre las orejas. Tenía un pelo largo, fino y melodioso, que se plegaba y desplegaba al compás de sus movimientos, como el telón de un teatro prodigioso. Las espaldas, que el vestido dejaba al descubierto, son difíciles de describir: sensuales, cálidas, inolvidables.

Bianco reveló entonces su nombre: "Se llama Laura", dijo (o Beatrice, o Francesca, cualquier apelativo mítico da lo mismo). Y a continuación enunció un apellido que no supimos retener. "Es famosa por su belleza", nos dijo Bianco. "Más de una vez las revistas de modas de París han enviado corresponsales para tomarle fotos, pero ella siempre se ha negado."

Todos sentimos unos deseos irreprimibles de verla y quizá la hubiéramos perseguido por aquellos salones espaciosos si la pintora Lea Lublin, que andaba por allí y la conocía desde la adolescencia, no nos hubiera dicho: "Se ha encerrado en su cuarto. Todas las tardes, a esta hora, tiene un ataque de pena. Nunca vuelve hasta que se le pasa la melancolía".

Fue lo último que supimos de ella. Culpamos a Sabato por habérnosla arrebatado y durante algún tiempo no se lo perdonamos. Cuando caminamos con Silvia Lemus en busca del balcón, alcé los ojos, volví a ver las luces de aquella tarde de primavera, y detrás de las celosías reapareció la espalda después de su largo exilio en el paraíso. Reconocí el pelo de lluvia de la viuda bellísima, las nubes tiernas de su nuca, el perfil huidizo que temí perdido para siempre. Y en silencio le di las gracias por los dones de una memoria que seguía dentro de mí, por los amigos de aquel día, por las novelas y las películas con que me enriquecieron la vida.

La historia de los hombres se escribe con esos fragmentos hechos de viento. Siempre hay un instante de la vida en el que volvemos a ser lo que fuimos o en el que somos, misteriosamente, lo que nunca pudimos ser.

martes, 24 de noviembre de 2009

kennedy asesinato, sigue


el dia fue el 22 de noviembre 1963

KENEDY ES ASESINADO













paso para mi desaparecido el dia de la muerte por asesinato de J F Kennedy, leo y escucho todo ( asi creo) lo que sale en diarios y diarios y nada me recordo este dia que yo en su momento lo vivi intensamente.
Estaba en la esquina de Uruguay y Lavalle (Buenos Aires, Argentina, La Martona) y se pregonaba una edicion extra del diario La Razon. Quede muy conmovido. Creo que eran aproximadamente las 14 horas. Habia salido a comer, no regrese a mi oficina, me fui para mi casa.
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sábado, 17 de octubre de 2009

GABRIEL GARCIA MARQUEZ

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Entre el éxito y el
desvalimiento
Gerald Martin ha optado en su libro sobre Gabriel García
Márquez por la biografía factual con pocas florituras, aunque no oculta
juicios
o informaciones ingratos para el escritor. Su ensayo completa la
lectura de las
obras del autor de Cien años de soledad
JORDI GRACIA
17/10/2009

Si echan un simple vistazo, sin detenerse en nada, a las últimas trescientas páginas, el desfile de políticos y hombres de Estado (o ex políticos y ex hombres de Estado) es tan abrumador como angustioso: o el escritor ha desaparecido o bien se ha fundido con el ciudadano que aspiró a toda costa a tocar y oler, frecuentar y medir, auscultar y narrar el poder. Pero García Márquez no ha dejado de escribir hasta hace muy poco tiempo, e incluso una novela tan menor como Memoria de mis putas tristes (2004) sigue siendo obra de un excelente narrador. Muy poco antes había entregado una novela autobiográfica disfrazada de memorias, Vivir para contarla (2002), y un poco atrás también había escrito un potente reportaje titulado Noticia de un secuestro (1996). Es el García Márquez de los sesenta a los setenta y tantos años, consagrado universalmente desde mucho tiempo atrás (el Nobel lo recibe en 1982 pero el éxito cósmico de Cien años de soledad arranca de 1967 y es instantáneo), y es miembro ordinario de una corte de celebridades que se buscan y se encuentran: tanto le gustaba a Mitterrand o a Felipe González estar cerca de García Márquez como al revés.
Gerald Martin ha optado sensatamente por la biografía factual con pocas florituras, por no decir ninguna. Suele plegarse a los datos más fiables sin dejarse llevar por conjeturas, aunque no asiente sumisamente a cuanto se supone que ha de decir y tampoco oculta juicios o informaciones ingratos para el escritor. Y en particular algunos de los análisis que detienen el curso del relato -es como mínimo excelente el dedicado a El otoño del patriarca, pero son todos buenos- valen como incentivos adicionales (más que la propia biografía) para regresar a García Márquez escritor o incluso para completar la lectura de una obra que no ha sido prolífica ni excesiva y rara vez superflua o puramente oportunista.
Pero el riesgo de lo factual en biografiado tan tempranamente célebre es que se come materialmente la posibilidad de una ambientación más completa y más afinada de los espacios socioculturales que habita el personaje. Y eso sí sucede demasiadas veces: el capítulo barcelonés de la biografía de García Márquez en el cambio de década de los sesenta al setenta está lejos de ser de los mejores y desde luego los diagnósticos generales sobre el estado del país, de sus medios culturales y de algunos de sus personajes son manifiestamente insatisfactorios. Pedían más espacio y lo merecían para entender el significado de García Márquez y Vargas Llosa, Cortázar y Fuentes, Cabrera Infante o Bryce Echenique (los dos últimos ausentes casi por completo) en aquel momento, como lo podría haber merecido la relación con Carmen Balcells (que sale citada a menudo, pero sin nada sustancial), como no se entiende la muy restrictiva y convencional consideración de los escritores del boom limitada a las famosas sillas contadas.
Pero no es casualidad que la primera mitad del libro (hasta la publicación de Cien años de soledad) logre captar la atención y la imaginación del lector con una fuerza que se pierde después. Es el espacio biográfico de un muchacho muy perdido, desprotegido desde el primer instante y refugiado en el mito del abuelo Márquez, criado lejos de sus padres (o de un padre que hace hijos incesantemente para que después los críe su mujer, tanto si los ha tenido con ella como si no), dominado todo por la figura del desvalimiento que entonces encarna García Márquez y cuyo hábitat sexual es la prostitución como rutina afectiva. Son las páginas de formación para saber de sus lecturas y admiraciones o de sus asociaciones mentales, como cuando lee fascinado dos veces seguidas el Pedro Páramo de Rulfo o cuando ante el principio de La metamorfosis de Kafka cuenta que se dijo: "Mierda, así es como hablaba mi abuela". Su instinto de periodista, la búsqueda del compromiso político revolucionario al filo de la Cuba de Castro, la resignada adaptación a la pura miseria, en Colombia, en París o en México (pero siempre antes de 1967) o la intuición para sacar partido del Relato de un náufrago son cosas que pueblan el libro vibrantemente hasta la mitad para desvanecerse desde entonces, como si su protagonista fuese otro, porque es efectivamente otro, o cuando menos se comporta como otro. El éxito es una suerte de destino biológico del escritor y su biografía deja de tener interés en cuanto fuente de inspiración o espacio de recreación literaria. Martin detecta muy bien ese cambio en el articulismo de García Márquez entre El otoño del patriarca (1975) y Crónica de una muerte anunciada (1981), difundido bien en El Espectador, de Bogotá, bien en EL PAÍS. Ahí aparece un hombre ajeno a radicalidad alguna, adaptado a la voz benevolente de las celebridades. Veinte años atrás, cuando acababa de aparecer El coronel no tiene quien le escriba, mientras era redactor a desgana de un par de revistas y se publican también los relatos de Los funerales de la Mamá Grande, le cuenta a Plinio Apuleyo Mendoza el desespero de no hacer lo que quiere de verdad, mientras trasiega "tranquilizantes untados en el pan, como mantequilla", y deja de escribir. Hay razones para el desánimo porque lo ve demasiado claro: "Ni volveré a escribir nada ni llegaré a ser rico". Incluso si ironizase, que no lo creo, tiene gracia igual el reclamo compasivo de la ambición.
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JOSE SARAMAGO - CAIN

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"La muerte es la inventora de Dios"
Una "lógica impecable" caracteriza Caín, la última novela del premio Nobel, profundamente seria y llena de humor, en la que el escritor reescribe libremente la historia "mal contada" del personaje bíblico
FRANCESC RELEA 17/10/2009
Hay quien me niega el derecho de hablar de Dios, porque no creo. Y yo digo que tengo todo el derecho del mundo. Quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad". José Saramago (Azinhaga, 1922) ha vuelto a escribir de un tema que le inquieta. Lo ha hecho esta vez a través de una figura bíblica con mala prensa. Caín (Alfaguara), última novela del premio Nobel de Literatura de 1998, tiene grandes posibilidades de levantar las iras de algunos sectores católicos. Nada nuevo para el escritor portugués, que en 1991 generó una polémica mayúscula con El Evangelio según Jesucristo. En aquella ocasión, el Gobierno luso se sumó a la campaña contra Saramago, al vetar su nombre como candidato al Premio Literario Europeo. El primer ministro era el conservador Aníbal Cavaco Silva. Hoy es el presidente de la República. El veto indignó al escritor, que decidió autoexiliarse en Lanzarote, donde reside con su esposa, Pilar del Río, desde entonces.
¿Se puede repetir la historia ahora con Caín? "No. Ya metieron una vez la pata. No repetirán la experiencia, a no ser que quieran caer en el ridículo", dice Saramago, con aparente convicción. La entrevista tiene lugar en su casa lanzaroteña, refugio del escritor, a la que acuden amigos de todos los rincones. Dentro de unas horas tiene prevista la llegada de Mario Vargas Llosa. "El Evangelio... provocó las reacciones más violentas en sectores católicos de Italia. Me llamaron provocador", explica. "En mi opinión, los católicos no tienen motivos para enojarse con Caín, porque no tiene nada que ver con ellos. El libro habla del Antiguo Testamento, y me parece que los católicos no leen la Biblia ni el Antiguo Testamento. Tienen el Nuevo Testamento, que es un texto simpático con parábolas bonitas. Creo que Caín sentará mal a los judíos, porque la Torá es su libro. Me llamarán de nuevo antisemita. No me importa. He escrito el libro que quería y creo que es una buena obra literaria". Una obra que reescribe libremente una historia, la Biblia, que según el autor no ocurrió. Y para ello usa elementos de esta historia, Babel, Jericó, Sodoma y Gomorra, Moisés en el Sinaí. Entonces ¿qué ha escrito? ¿Una fantasía? "Sí, pero en mis fantasías hay mucha lógica, y esto ocurre en muchos de mis libros. Le propongo al lector un punto de partida que puede parecer absurdo. Pero después, el desarrollo es siempre de una lógica impecable". Acaso pretende hacerle la competencia a la Biblia. "De ninguna manera. No pretendo que el lector crea haber visto la luz después de leer el libro. Sólo propongo que piense en sus propias creencias y qué espera de ellas. ¿La vida eterna? ¿La condena al infierno?".
En la controvertida novela del Evangelio, Saramago humanizó la figura de Jesucristo. Algunos lectores de su último libro apuntan que ahora humaniza la figura de Caín. Pone cara de póquer, medita un instante y hace la siguiente reflexión: "Lo que pasa es que Jesús humaniza la figura de Dios. Jesús suavizó y matizó el Dios del Antiguo Testamento. Nunca tuve la conciencia de que estaba humanizando a Caín, pero, claro, es el fratricida, el asesino de su hermano Abel. En castellano hay la palabra cainita, que habla por sí sola. Siempre he pensado que la historia de Caín es una historia que ha sido mal contada en la Biblia. Como la de David y Goliat. Goliat nunca ha podido acercarse a David, David venció porque tenía una onda, que era la pistola de la época".
De dónde viene esa obsesión por escribir de Dios, pregunto, porque el tema de fondo es Dios, aunque ahora sea a través de la figura de Caín. "Puede parecer extraño", dice. "Nunca tuve educación religiosa. Ni en el colegio, ni en casa. No tuve crisis religiosas en la adolescencia ni cuando uno empieza a preguntarse sobre la muerte. Sinceramente, creo que la muerte es la inventora de Dios. Si fuéramos inmortales no tendríamos ningún motivo para inventar un Dios. Para qué. Nunca lo conoceríamos". El ateísmo del autor tiene sus matices. "Ateo es sólo una palabra. En el fondo, estoy empapado de valores cristianos, y es verdad que algunos de estos valores coinciden con valores de humanismo. Los acepto. Ahora bien, todo lo que tiene que ver con la creencia en un Dios superior y eterno, que un día me condenará, me parece una chorrada".
Las páginas de Caín son implacables con Dios. "No", replica. "Soy implacable con la especie humana, que ha inventado el Señor". Bueno, pero el libro dice, entre otras cosas, que Dios no es de fiar, que es capaz de pactar con Satán, que está rematadamente loco. Le trata de rencoroso, maligno, corrupto... Le acusa de despreciar la Justicia. Y así hasta el final, donde afirma que Dios acaba por arrepentirse de haber creado el hombre. "Sí, por eso, según la Biblia, ordenó el diluvio y exterminó a la humanidad, a excepción de Noé y su familia. El libro es una lucha entre el hombre y Dios. Con Caín, que no era precisamente un santo sino todo lo contrario, pero en el fondo más limpio de mente y más transparente".
Mientras escribía, Saramago tropezó con un problema narrativo que parecía no tener solución: el paso de Caín por el tiempo. ¿Qué hacer? "Inventé, no el futuro ni el pasado, sino lo que llamo otro presente. De repente, Caín se encuentra en otro presente, no importa que sea pasado o futuro. Creo que conseguí conservar el humor en un tema tan complicado. El libro es divertido y profundamente serio". No es una ironía premeditada, asegura. Nunca premedita nada. La historia marca el camino de cómo tiene que ser narrada. "Soy una mano obediente que intenta no hacer nada en contra de la lógica y de lo que estoy escribiendo. Que acepta lo que quiere la propia historia. La ironía es una constante en todos mis libros. El humor aparece por primera vez en El viaje del elefante, y se repite en Caín. No fue una decisión consciente, simplemente ocurrió así".
La novela termina con una discusión, cargada de reproches mutuos, en el umbral de la gran puerta del arca de Noé, entre Dios y Caín: "Caín eres el malvado, el infame asesino de su propio hermano. No tan malvado e infame como tú, acuérdate de los niños de Sodoma". Es la eterna discusión entre el hombre y Dios, precisa el escritor. Una discusión sin salida. "Ni él nos entiende a nosotros, ni nosotros le entendemos a él. Son dos entidades que no se han entendido, no se están entendiendo y no se entenderán".
Saramago lo escribió en cuatro meses, la mitad del tiempo invertido en su anterior libro, El viaje del elefante. En ambos casos, reconoce, tenía prisa por escribir, en una carrera contra el tiempo. No podía bajar el ritmo. "Ahora ya puedo darme el lujo de reducir la velocidad. Cumpliré pronto 87 años. La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse. Creo que estoy en el periodo de la última llamarada, antes de la extinción. Lo digo sin dramatismo. Tengo muy claro que no voy a vivir mucho más. Ahora estoy en una fase en la que sí creo que puedo hacer un trabajo y lo puedo hacer bien, quiero hacerlo. Después acabará todo y quedarán mis libros, que pienso seguirán siendo leídos. Espero, si la salud aguanta, terminar la novela que tengo entre manos". No revelará nada del próximo libro. Tan sólo un detalle: ya tiene decidida la última frase. No habrá sorpresas ni cambios sobre la marcha. No suele haberlos en su escritura. "Creo que soy un escritor lógico".
Pilar del Río va y viene por la casa, como siguiendo en la distancia la conversación. Saramago habla con cierta parsimonia, pero no da muestras de cansancio. Pasamos de la literatura a la política, su otra gran pasión. Le gusta hablar de política. Toma carrerilla y no para. Las primeras críticas son para el Partido Socialista (PS), que ha gobernado en Portugal los últimos cuatro años y medio con mayoría absoluta, y que seguirá en el poder después de ganar las elecciones del pasado 27 de septiembre. "El Gobierno socialista ha hecho políticas de derecha y el problema es que no hay ningún palacio de invierno para asaltar. Lo peor de todo, y esta crisis lo ha demostrado, es que la izquierda no tiene ideas. Ningún partido de izquierda, más o menos roja, más o menos rosa, ha presentado una sola idea para combatir la crisis. Y con los sindicatos ha ocurrido lo mismo. Su fuerza está dormida, domesticada. Me parece que Marx nunca ha tenido tanta razón como ahora. Pero eso no es suficiente. Haría falta una reflexión profunda, partiendo de Marx".
Es sabido que el premio Nobel portugués es militante del Partido Comunista desde los años sesenta. Un PC que no tiene parangón en la Unión Europea, de larga tradición estalinista, que sigue llamándose comunista, que conserva la iconografía bolchevique, hoz y martillo, bandera roja, que sigue soñando en épocas pasadas, probablemente más próximas a lo que representaba la antigua Unión Soviética, y que, contra viento y marea, tiene un electorado inquebrantable de medio millón de votos, que representa alrededor del 8%. El escritor admite que "es muy posible" que el PCP viva anclado en el pasado. "Lo que pasa es que tenemos una herencia, de la que no puedo despegarme. Y es posible que esta herencia no tenga mucho que ver con la realidad actual. Pero ¿por qué la realidad actual tiene razón?". Su militancia comunista tiene, probablemente, más de sentimentalismo que de convicción. "Los sentimientos cuentan. No me reconocería en ningún otro partido. Puede que sea mi culpa, y que esté enquistado en ideas del pasado, pero yo también tengo mi propio pasado. Francamente, no sabría convivir en otro partido si mañana dejara el PCP. No me pasa por la cabeza". Entonces ¿por qué sigue en el Partido? "Por respeto a mí mismo. He sido muy crítico con mi partido. Dije en una ocasión que nunca dejaría el partido, con una condición: que el partido no me deje a mí. Dejarme a mí sería un cambio radical de rumbo. No creo que eso ocurra". Tuvo una incursión, fugaz, en la política activa, cuando fue presidente de la asamblea municipal del Ayuntamiento de Lisboa. Duró cuatro meses y acabó enojado hasta con su propio partido. No le quedaron ganas de repetir la experiencia, aunque en alguna ocasión aceptó ir en las listas electorales en lugares no elegibles. "Creo que sería un diputado muy bueno", dice sin cortarse. "Siempre he dicho lo que he querido, y también es cierto que la dirección del partido nunca ha hecho nada para impedírmelo".
Saramago hace tiempo que no sube a su escritorio, en el piso superior de la casa, porque la estrecha escalera entraña un riesgo demasiado alto. El estudio tiene una hermosa vista con el Atlántico al fondo, la mesa de trabajo, anaqueles con los libros más queridos, pinturas, recuerdos. Ahora escribe en la biblioteca construida en un edificio anexo a la casa, que alberga su colección particular, convenientemente catalogada, a la espera de su traslado a la Casa dos Bicos, un edificio emblemático del gótico lisboeta, construido en 1523, que será la sede de la Fundación José Saramago, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de la capital. "La fundación es cosa de Pilar", dice el escritor. La compañera inseparable, traductora de sus últimos libros, es el motor del engranaje. "No sólo el motor, también las ruedas". En la recta final de su vida, contempla una vuelta, tal vez parcial, a su querida Lisboa, donde tiene una casa. "Ahora nos vamos a Italia y luego nos quedaremos unas semanas en Lisboa. Allí siento que estoy en casa. Nunca pensé que viviría en una isla en medio del Atlántico, a 100 kilómetros de la costa africana". Todo parece a punto para el regreso.
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sábado, 3 de octubre de 2009

ladrones - Bing

ladrones - Bing


todos los dias sigue saliendo esta desafortunada busqueda en internet.
Basta Bill Gate, corrijan este voluntario error.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

ITACA NO TE ENGAÑO




A Itaca debes el maravilloso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si pobre la encuentras,
Itaca no te engañó.
Hoy que eres sabio, y en experiencias rico,.
medicos y enfermeros seran tus nuevos amigos,
sopita con muña muña
tururu tururu pafate-
viva la vida viva el amor
o el dolor,
en caravana los recuerdos pasan ........................
como una estela blanca de ilusion.
todo esta como era entonces, la casa, la calle,
el rio, los arboles con sus hojas y los pajaros en sus
nidos, todo esta nada ha cambiado.
Olegario te acordas, fue en el 4ª A de la mañana
la Señorita nos hizo leer tu vuelta al nido.
ondas aves y murmullos son mis viejos confidentes
de mis primeros suspiros
todo esta, todo ha cambiado


Es posible la vuelta al barrio?



tal vez si. acaso no volvio alguien a su cercana y cada vez mas lejana Itaca. Claro yo soy simplemente Damasceno Monteiro, aquel de Itaca era Ulises, pero no es que los niños son los unicos que conoceran el cielo. asi sea
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B U C K O

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Fwd: [La Bitácora de Cristal] Nuevo comentario en el blog MALEVOS, TANGO, Y ALGO DE LUNFARDO

---------- Mensaje reenviado ----------
De: Guillermo Brizuela und Martina Schmidt <noreply-comment@blogger.com>
Fecha: 29 de septiembre de 2009 18:09
Asunto: [La Bitácora de Cristal] Nuevo comentario en el blog MALEVOS, TANGO, Y ALGO DE LUNFARDO
Para: damascenomonteiro1@portugalmail.pt

Guillermo Brizuela und Martina Schmidt ha dejado un nuevo comentario en la entrada "MALEVOS, TANGO, Y ALGO DE LUNFARDO":

Hola,

buscando información sobre los malevos para publicar en mi blog, me encuentro con tu hermoso relato.

Te felicito, los has pintado bien. Pese a la mala vida que llevaban, eran hombres de corazón (y también sus mujeres), y de jugarse entero. Una especia de samurais criollos.

Lo unico que quizas no me cierra es que los malevos estan en nosotros, hoy día (su espíritu), creo que si fuese así, no sucedería lo que nos sucede como país. No lo permitiríamos.

Un abrazo.

Guillermo.

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Publicado por Guillermo Brizuela und Martina Schmidt para La Bitácora de Cristal a las mar sep 29, 10:08:00 AM 2009



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sábado, 26 de septiembre de 2009

Fwd: amigos amigos no huyan de mi-

---------- Mensaje reenviado ----------
De: damasceno monteiro ;
damascenomonteiro1@portugalmail.pt

Fecha: 26 de septiembre de 2009 23:16
Asunto: amigos amigos no huyan de mi-
Para: xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx


Estimados
no no huyan. Prometo cerrar mi blog, acaso no lo hizo Saramago a los 15 dias de abrirlo, bueno yo sere capaz de cerrarlo luego de 2 años de generar esta descarga de enmistad alrededor mio.
en otro les mandare un saludo standard de amigo pero con seriedad, sobriedad y economica de palabras que son las que me sobran.
Eso si espero que esten todos bien, de vacaciones y viajes etc, yo ando por el piso, me estoy cayendo seguido. En este mes dos veces una, me compre la esquina de la Rua do Ouro y la Quemeira , y anoche en casa, lo de casa fue patetico pues sono el telefono y para alcanzarlo me cai de la cama, estoy para la salita de ancianos.
hoy no pude concurrir a nuestro club pero espero mañana estar en disponible con mis tabas.
Creo que hare una nota de despedida del blog pues tal vez estoy inquietando ademas de a Uds dos a muchos mas.
Siempre fui un engreido, me pense un best seller, pero sepa el mundo que solo mi vieja me leia o revisaba los cuadernos de la escuela, la maestra ni los miraba y con tal de que el año proximo no estuviera en su clase me aprobaba. Mama no sabia leer en aquellos tiempos, aprendio de grande. y asi pase luego al secundario y la universidad, y el slogan escrito en los pizarrones y baños de los institutos de enseñanza que me hicieron lo que soy (?) era "CUANDO SE VA ESTE", bueno sean buenos y mejores.
los abraza Damasceno


EL CIELO DE DARIN

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El cielo de Darín
ELVIRA LINDO 26/09/2009
Inteligencia y corazón.
Así es Ricardo Darín, el gran actor argentino-español que ha estrenado en San Sebastián las últimas películas de Juan José Campanella (en concurso) y de Fernando Trueba. El palmarés del certamen se conoce hoySigo a este hombre atractivo y vitalista por el centro de un Madrid de calor inusual, alfombrado de escombros. Lo sigo como si hubiéramos cambiado de pronto los papeles y ésta fuera su ciudad y yo la visitante. Vuelve la cabeza, me señala la gran grieta que fractura la calle de Preciados y dice con una sonrisa: "Un día van a encontrar el tesoro". En esa cálida mirada, en ese requiebro popular que podría haber dicho cualquier hombre común, hay algo del personaje que construyó para él el director Juan José Campanella en El secreto de sus ojos, la película que ha deslumbrado al público argentino y que ahora se estrena en España.Ricardo Darín, de familia argentina desde hace tres generaciones, descendiente de italianos y libaneses, hijo de actores, padre ahora de un actor, porteño en el sentido más encantador del término y algo nuestro también, no sólo por esa ciudadanía española que le concedió el Gobierno español, sino porque el público le mostró su afecto desde que vino a presentar Nueve reinas: "Y eso que interpretaba a un soberano hijo de puta, pero en algo fallamos cuando los espectadores deseaban que aquel malandra saliera ganando. La gente me paraba y me trataba como a un primo hermano".No hay reservas en este actor que antes de salir de la productora donde nos hemos presentado se cambia de camisa a la vista de todos. No parece pesarle el viaje ni la pereza de enfrentarse a una entrevista tras otra. Educado para ser complaciente, Darín despliega una simpatía caballerosa que no flaqueará en las cuatro horas que pasaremos juntos, ante un plato de pasta y una carne argentina en el restaurante De María, en el que lo tratan como a un viejo amigo. El mundo es su casa, o por decirlo de otra manera, es un hombre de mundo que aprendió de su padre que el secreto para sentirse bien es ser generoso. Inteligencia y corazón, ésa es la mezcla. De su etapa de teatro en Madrid, cuando representaba Arte, se llevó unos cuantos amigos, que ahora, mientras hablamos, le reclaman en el móvil insistentemente. También supo palpar el pulso de la ciudad, pegando la hebra por la calle con barrenderos o desconocidos, "soy medio loco para eso". Es fácil imaginárselo en su barrio de Palermo Viejo, paseando como uno más por aquellas calles tan cantadas y tan escritas, y renegando de los especuladores que, siguiendo el signo implacable de los tiempos, quieren borrar de sus esquinas la pátina de su historia, y convertirlo en un barrio intercambiable con cualquier otro barrio de moda del mundo. Vamos de un tema a otro, como si anduviéramos escasos de tiempo, de defender a los viejos habitantes de Palermo nuestro actor pasa a indignarse por esos argentinos a los que las autoridades españolas retienen sin explicaciones en los aeropuertos: "Dos millones de españoles recibió Argentina con los brazos abiertos, ¡dos millones!, sin preguntarles adónde iban ni si tenían dinero en los bolsillos".Pero no quiero que este hablador generoso se me escape sin hablarme de esto que le ha traído a España, El secreto de sus ojos, una película que conmueve más allá de sus dos horas de duración. En Argentina ha cautivado, en sus primeras semanas, a un público aún más numeroso que el que concitó El hijo de la novia. La gente vuelve a verla, la exprime en charlas con los amigos. "Sí, ésa es la maravilla, si la cabeza del espectador sigue trabajando después de ver una película es porque ese arte está vivo".PREGUNTA. Un comentario de lo más común entre sus compatriotas ha sido: "Es tan buena que no parece argentina...".RESPUESTA. Y sí... Ocurre en todos lados que la gente echa pestes del cine de su país. Somos así. Sé, por ejemplo, que aquí se aprecia mucho el trabajo de los actores argentinos y lo agradezco en nombre todos ellos, pero también hay actores españoles extraordinarios y los españoles no saben verlo. Tiene que ver con un cuento muy argentino que dice que si Fulanito, un pianista eximio, vive a la vuelta de tu casa, no puede ser tan bueno. El impacto de esta película ha inflamado el pecho de los argentinos. Pero, fíjate en la contradicción, la gente dice: "Es tan buena que debería ir al Oscar". Seamos sinceros, sabemos de la importancia mediática de los Oscar, pero en términos artísticos, dime, cuántas veces han premiado una bobada.P. No le tentó América tras el éxito deEl hijo de la novia.R. Nunca sentí una pulsión interna que me dijera, éste es mi norte. Pero, además, lo que me proponían no me interesaba. Una de esas propuestas era con Denzel Washington y Christopher Walken. Yo me quito el sombrero ante ellos, pero me pedían que hiciera de narcotraficante mexicano. ¡Oh, basta ya! ¿Por qué los narcotraficantes han de hablar todos en español? Me puso de mal humor.P.El secreto de sus ojos es un thriller con un trasfondo político y una historia de amor que está siempre pendiente de un hilo.R. Es una historia de amor. El amor que no ha sufrido el deterioro de la rutina porque no pudo ser. Es perverso, incómodo si uno tiene relaciones duraderas. Te lleva a reflexionar sobre tu propia vida. La convivencia erosiona el amor, por eso uno tiene que aprender a reciclarlo continuamente. Uno de los mejores periodos de las relaciones es el noviazgo: te encuentras a la hora que combina, cada uno se prepara para la ocasión, el encuentro se produce en términos extremadamente románticos y, cuando la cosa empieza a decaer, cada uno para su casa.P. Chéjov decía algo parecido.R. Siempre me ha copiado Chéjov.P. Jajajá. Lo interesante es que los personajes se desean de principio a fin, pero no se llegan a tocar.R. Exacto, no se besan, no se tocan, no se profesan el amor. Por eso, Soledad Villamil y yo acordamos que nos llamaríamos de usted, nos lo hizo más fácil. Aunque es verdad que en esa época (hace veinticinco años) y en el ámbito judicial era algo habitual.P. Es curiosa esta historia de sentimientos contenidos en esta época en la que todo se muestra.R. Por borrar prejuicios hemos seguido el camino de mostrarlo todo, y a veces uno se pregunta si será cierto que necesitamos verlo todo para sentir y comprender. A menudo, intuir es mucho más excitante. Yo, como espectador, agradezco ser tratado con inteligencia.P. Su escudero en la película, Guillermo Francella, un actor muy popular pero encasillado en la comedia, ha sido la revelación de esta película.R. Sí, él es muy querido pero injustamente encarpetado en lo cómico. Él es parte del éxito de esta película en Argentina. Mirá, la comedia es lo más difícil de hacer y, sin embargo, a nivel crítico no imprime el mismo nivel de prestigio. Es injusto.P. Usted, que es hijo de actores, ¿qué le dirá a su hijo si quiere ser actor?, ¿que estudie o que se forme como usted, pateando escenarios?R. Acabas de meter el dedo en la llaga porque tengo un hijo que está estudiando teatro y le acaban de ofrecer un papel en una teleserie. Me vino a consultar, "qué hago, pa". Yo le dije, "adelante". Estudiar y poder aplicarlo al momento en el trabajo es invalorable.P. ¿Nunca le causó frustración no estudiar interpretación?R. No, porque yo no quería ser actor, quería ser veterinario, psiquiatra. Yo nací actor pero no lo sabía. Me crié dentro de un estudio de radio o de televisión. Mis padres hacían tele, teatro, radio, en la época dorada del radio teatro. Mi padre era muy conocido, sobre todo en la radio. ¿Te imaginás que mi papá entraba en el estudio a caballo cuando hacía del Zorro? ¡Con un caballo real! Él era Ricardo Darín y yo era, al principio, Ricardo Darín (h). Con h de hijo. Un impostor. Así que un día, no sé por qué, me incomodó esa "h", y le dije: "Papá, mirá, te importaría que me quitara esa h que me ponen, me suena raro". Y me dijo: "Usted, ¿cómo se llama?". Siempre me llamaba de usted cuando me tenía que sentenciar algo. "Ricardo Darín", le dije. "Pues llámese como se llama". Y ahora está mi hijo, que se llama igual, aunque a él le conocen por el Chino Darín, porque de chico le llamábamos Chino, y así se ha quedado, con ese nombre de personaje de tango.P. Entonces sus padres preferían que estudiara...R. Sí, pero todo se fue dando con naturalidad. Ocurrirá igual en el circo. Lo más normal es que el chico de una pareja de trapecistas acabe un día colgado de un trapecio. Son oficios que se heredan. Yo lo veía a Alterio trabajar con mis padres en el Canal 7, ¡hace 45 años!, a Norma Aleandro, a Alfredo Halcón, ¡monstruos! Actores que además disfrutaban siendo didácticos, porque hay artistas muy buenos pero mezquinos. Y yo era un chavalito que andaba por ahí y los veía trabajar desde abajo, que es un buen enfoque para aprender. Mirá, te voy a contar algo que nunca cuento porque puede sonar irrespetuoso, pero te juro que no es mi intención: la aparición de la tele fue una prueba perversa para los actores de teatro. Se veían obligados a memorizar texto en un tiempo absolutamente distinto al que estaban acostumbrados. La memorización se convirtió en una cosa de terror. Yo veía a los grandes actores (no a los que he nombrado) transpirando mientras intentaban recordar el texto. Eso desvirtúa el trabajo del actor porque un aspecto técnico no puede generar tanto peso; es mucho más importante la naturalidad. Los vi padecer horrores y, paradójicamente, yo generé un sistema de memorización que no te puedo explicar, pero que es increíble. ¿Sabes cuál es el secreto? Que me importaba una mierda. Los vi padecer tanto que pensé, "a mí no me va a pasar". Y no me pasa.P. Su primera aparición en televisión fue con...R. Con año y medio. Con ocho ya trabajaba frecuentemente. Llamaba la atención por la naturalidad. Date cuenta que en esa época los niños declamaban. Para mí era un juego. En secundaria mis compañeros ya sabían que yo era actor. Yo era un poco... pícaro y me aprovechaba de las circunstancias. Mi profesora de geografía, que era divina, me ponía en el centro y decía: "Tomen ejemplo de Darín, estudia y con su trabajo ayuda a su familia".P. Sé que le gusta recordar que durante tres años fue nombrado el mejor compañero en la escuela.R. Ése es uno de los orgullos más grandes de mi vida.P. ¿Y qué ha conservado de ese carácter?R. Uno no cambia. Puedes potenciar algunos aspectos, pero no cambias. A mí siempre me importó mucho la vida de los demás. Se lo debo a mi padre. Mi padre era un defensor de un estilo de vida abierto y generoso, era un ser especial, loco, inteligente. Y te diré, para mí, que la gente me tenga por una buena persona me conmueve mucho más que el que me consideren un buen actor. Primero porque yo siempre supe que era buen actor, incluso cuando no se me tenía en tanta estima.P. Ahora es un apreciadísimo actor de cine en su país, pero hubo un tiempo en que era un cómico de televisión. ¿La tele cambia la relación del actor con el público?R. La gente pierde las formas con los que salen en la tele, se ponen tontos, es como si de pronto tú fueras para ellos lo más importante del mundo. Pero es efímero. Esa popularidad inmediata atenta contra la solidez. Yo, como cualquiera, disfruto de desaparecer, de ir tranquilo por mi barrio. He salido hasta en pijama. Pero en cuanto aparezco en televisión, como ahora, porque estoy promocionando una película, todo cambia. Pierdo la tranquilidad. Es extraño: soy el mismo tipo, los vecinos son los mismos, pero se altera el ecosistema.P. ¿Es importante para usted esa vida de barrio?R. Yo me mudé mucho por todo Buenos Aires. Un día, paseando por Palermo, nos enamoramos de aquella casita de cien años. Cuando me separé de mi mujer me acerqué a verla otra vez. Y la compré. Pensé, si volviera con ella, a ella le gustaría. Y hoy no sé si volvió conmigo por mí o por la casa.P. ¿Y cómo conoció a Campanella, con quien mantiene una historia de amor profesional tan fructífera?R. Es bien curioso eso. Fue en Nueva York. Fue en los ochenta, cuando yo formaba parte de Los Galancitos, un grupo de teatro de galanes jóvenes a los que la prensa puso este nombre peyorativo, pero que se hizo tremendamente popular. Yo tenía una relación entonces con Susana Giménez, la gran diva argentina, y me fui a Nueva York con ella. Pasear con Susana por Nueva York, con tanto latino como hay allí, era como andar con Mae West, nos iban parando a cada paso. En la 5ª Avenida nos pararon dos jóvenes que nos miraban sin dar crédito. La diva y el galancito. Ellos eran Campanella y Castells (guionista de El hijo de la novia) que entonces estudiaban cine en NY. Fuimos a tomar algo. Susana estaba descolocada. Imagina a Madonna con tres niñatos. Ellos se divirtieron mucho con la situación y me amaron. Años más tarde me dijeron que de ahí nació El mismo amor, la misma lluvia.P. Dicen que Fellini y Mastroianni imaginaban un cielo en el que pudiera reunirse la gente de la farándula. Pensaba en los posibles contertulios, Totó, Alberto Sordi, Vittorio de Sica... Alguien apuntó: "¿Robert de Niro?". Y otro contestó: "Pero, ¿no quedábamos que era el cielo?".R. Jajá, mirá, yo no soy ese tipo de actor atormentado, quiero ser uno más. Hay artistas a los que les encanta que sea complicado llegar hasta ellos.Días más tarde llamo a Juan José Campanella a Buenos Aires. Se agradece la inusitada accesibilidad, la sincera alegría con la que recibe los piropos sobre su película. Hablamos de Darín. "Ah, Darín, genera tan buen clima a su alrededor. Siempre fue extraordinario, desde que era de Los Galancitos y tenía que escaparse de las chicas, jajajá. La verdad es que parece increíble que hayamos rodado un drama porque nosotros lo vivimos en el rodaje como una comedia. Darín es uno de esos actores que puede estar matándose de risa antes de rodar una escena delicada y que es capaz de pasar, en cinco segundos, a sentir la gravedad del momento. Este trabajo no le hace sufrir. A mí tampoco. Sé que hay compañeros que sufren dirigiendo una película. Yo pienso, es fácil, que se dediquen a otra cosa".Nos levantamos de la mesa. A Darín le espera una tarde agitada, entre otras cosas va a ver la película que ha rodado con Trueba en Chile, El baile de la victoria. Nos despedimos con la inusual sensación de haber disfrutado de una conversación real.-Nos encontraremos en algún lugar del mundo, le digo.-En el cielo de Totó -dice Darín, dando por hecho que tiene que haber un cielo para gente como él. Lo hay lo hay.

jueves, 24 de septiembre de 2009

amanece que no es poco

Amanece,
el sol, esa mancha roja en el borde del mundo,
comienza a crecer.
Vuelan algunos pájaros,
cantos, gritos y sonidos de la mañana.
La bola de fuego ya esta casi plena,.
Sus pasos humedecidos dicen que esta allí.
Regresa entonces a la casa, cruza el bosque.
En este despertar.
Sacude sus botas, y entra por el fondo,
la cocina,
toma la pava y prepara café.

Carmen de Areco son las 9:30 en el Monasterio de San Pablo.
18 de agosto de 1996
21:19
Luis NuñezÓ
ARECO01.DOC

el regreso de Bartolome



el regreso de Bartolome

Algunos de los papeles de la caja de recuerdos de Damasceno Monteiro
Fechados el 30 de diciembre de 1996, en esa fecha hacia un año de la muerte subita de Bartolome, el 29 de diciembre de 1995, en plena reunion de vecinos de Navea (Galicia), en nuestro querido ultramarinos, Dios y el Dr Peña, estaban alli, sino esta historia tal vez seria distinta a la que se escribe aquí<. Soy Bartolomé, desde que volví ando por estas montañas. Junto con Paco y Nestor, todas las mañanas cuidamos de las cabras que subimos desde Navea. Al llegar la tarde, las bajamos, Javiera, la hermana de Paco, nos da pan recién horneado y sopa calientita. Esta comida y el cansancio de toda la jornada , nos hace sentir plenos y bien, y reírnos de cualquier cosa. Estamos los cuatro rapaces, sentados en el ultramarinos de “San Miguel”, en la mesa de junto al fuego. Era en momentos así, en que yo tenia recuerdos de algunos futuros o pasados momentos. Allí se me presenta la visión de aquel hombre, que siempre creo que soy yo. Eso será mañana, ayer o quizás hace mucho tiempo no se. Mis amigos, me escuchan fascinados, la noche y el fuego de la cocina, nos envuelve en un clima de cuentos y misterios. Estamos en Galicia, donde todo puede ocurrir, donde todo puede empezar. En estas tierras y montañas gallegas, ya proclives a la leyenda y los juegos de maravillas, a mis recuerdos de cosas que vi o me contaron. Invenciones y traiciones que suele hacerme mi memoria. Recordé algo de cuando yo había sido otra persona, quizás aquel hombre, que siempre veo en alguno de mis sueños: ...allí tirado en la calle, la gente se acerca y miran los diarios que cubren mi cuerpo. Yo un espectador y lector mas de esos diarios que me tapaban. Que exitoso! como me lee la gente! Quise agarrar mi reloj pulsera. Estaba en mi muñeca saliendo por entre el suplemento de espectáculos del diario. No llegaba, no podía, no se ? era espantoso.! Como les puedo explicar.? Ya no tengo cuerpo, el que tenia, esta allí tirado, con todas mis cosas, bajo esos diarios. Esto parece para siempre, como definitivo, y final. Debo haber sido atropellado por ese colectivo rojo, el numero 33. El de la cara desencajada, que esta sentado en el cordón, debe ser el colectivero. Me acerque, y creí con alegría que me hablaba , que me había por lo menos visto , pero no , a mi nadie me ve ahora. El solo balbuceaba , está como loco. Enrique, "burócrata celestial", es el que junta antecedentes, da explicaciones, y coordina mi estadía en el nuevo mundo en el cual me encuentro sumergido. El esta a mi lado, y lo veo vestido de enfermero. Confusamente voy entendiendo mi situación: me dice, es de " transito" hasta que llegue el veredicto. Que veredicto?. Mientras se habla de mi y del colectivero Enrique me informa que se esta proyectando mi película, la que trata de mi vida. Me dicen que es demasiado larga y confusa, quizás hermética , y eso demora la decisión. Tengo la impresión que este tipo me conoce demasiado bien. El veredicto es para sacarme de esta situación "transitoria", y de meterme en otra que no entiendo muy bien. Enrique me mira y dice como haciéndose el gracioso: --La vida o la muerte. Momento hermético y extraño. Me duele mucho la cabeza. Estoy desconcertado, perdido, seguro que se han mezclado los rollos. Los tipos de las motos, los coordinadores, no han sido nunca muy confiables. En la platea la gente empieza a patear y a darle con el "pan francés". Enrique, esta nervioso. El enfermero será el dueño del cine?. Sin embargo me alienta en la espera, se han dado caso, me cuenta, que devuelven totalmente la película, para hacerla de nuevo. Puede que eso sea una buena noticia, pero me encuentro tan bien tan relajado, que salvo mi cabeza que me duele, todo lo demás esta demasiado bien. El jurado será comprensivo?. Que Jurado? Pero pienso que rodar y reandar 60 años, no se si podré, además para que , si estoy tan bien ahora. No quiero rehacer nada, todo esta bien, no recuerdo ni me interesa lo que iba a hacer, si estaba sobre el colectivo, o venia caminando. Veo una colina, que tengo la seguridad de haberla caminado alguna vez, esta detrás de Enrique, como un verde telón de alguna lejana aldea. Veo a cientos de cabras que comen celuloide y tiradas por allí latas vacías de cintas, de mi película, y pilas de mas latas en los fondos de un cementerio, al pie de la colina, junto al río. En todo ese desorden alimenticio una moto tirada en el camino , debe ser la del esperado coordinador, sus ruedas aun giran de patas para arriba.. La gente en la platea del biógrafo sigue impaciente, Enrique camina de un borde al otro del escenario. Es como si no me interesara, no me preocupa que las cabras se estén comiendo mi película, no quieren volver hacia la aldea, hasta no acabar su tarea. Son ellas el jurado? . Que querrán hacer con mi vida? Pero yo que tengo que ver en todo esto? Yo soy o fui un simple tenedor de libros, que no llegare nunca a completar el tramite de retiro por invalidez. El estado de mis cosas? Ahora poco me importa. Todo esta mejor ahora, basta de presiones. Basta de exigencias, de todos. Basta, basta, todos contra mi ! Una cabra, de color café con leche se le acerca a Enrique y le lame su oreja. Enrique pone cara de atención. El me mira, y dice: --Si Bartolomé, busca a tus amigos y lleva la película para que la vea Javiera allá abajo en el ultramarinos. Me acerco a mi cuerpo y tiendo la mano. Insisto con mi reloj. Me desespero y ahogándome, lloro, como creo hace mucho que no hacia. Me humedecen la frente, una mano toma la mía y escucho: --La saco barata Bartolomé, no se alarme, tranquilícese, fue solo el reloj, se lo arrancaron y a Ud. lo tiraron del colectivo, tranquilo, todo esta bien ahora, le hacemos una tomografia, por precaución y mañana se podrá ir a su casa. Desde la puerta, Enrique nos mira y sonríe. Donde había estado?. Si era en una aldea y la verde colina, y la moto volteada.? Junto a la moto hay tres chicos , pienso que podría uno ser yo. Me doy cuenta que todo me espera que aun todo es posible. Javiera entonces me dice: --Que es eso de una película y las latas, donde las han dejado?

martes, 22 de septiembre de 2009

Sueños y mas sueños, todo es un sueño ella tambien (la vida)

1. Todo lo que ve, es como lo quiere ver


Las cajas siguen padeciendo nuevos traslados, ya son menos las que quedan. Hoy, quizás esta última, le muestra lo guardado en estos últimos años. En cada una de sus mudanzas actuó como haciendo el empaque de cosas de algún otro. Y cada vez que abre lo llevado, se encuentra con cosas que no recuerda fueran de él. Pretende clasificarlas, las va poniendo en distintos grupos que pronto comienzan a formar pilas con posibles alergias o simetrías comunes. No son de los últimos años. Hay las que han venido de todas y cada una de las mudanzas anteriores, movimientos de otros, y por supuesto cosas de otros, aunque nota alguna familiaridad en todas y cada una. Está en el balcón de su nuevo cuarto. Entra y tomando una de las cajas la coloca sobre el escritorio y la abre: hay diarios completos y recortes, algunos amarillentos, delicados, de soplarlos desaparecerán todas sus palabras escritas, se convertirían en polvo en nada. ¿Porque guarda esas cosas?. Se detiene ante un pedazo de diario...

2 Se publican cartas de Lisboa en 1935.
LA PRENSABuenos Aires, sábado 20 de julio de 1935

CARTAS DE LISBOALisboa, 13 de enero de 1935

Excelentísimo Señor D. Monteiro Rossi:Mi estimado amigo, Le agradezco mucho su carta, a la que respondo inmediata e íntegramente. Antes de comenzar, quiero pedirle perdón si le escribo en este papel de copia. Pero se me ha acabado el papel bueno, es domingo, y no he podido encontrar otro. Pero siempre es mejor escribir en un mal folio que postergarlo para otro día.Respondo directamente a sus tres preguntas: Plan futuro de la publicación de mis obras.génesis de mis heterónimos, yOcultismo.Lamento que a esta altura de mi vida me pregunte sobre mi plan futuro, el mismo es breve, no sé si llegaré a fin de año.Me pide la génesis de mis heterónimos, y realmente ellos Ud. lo sabe bien, así lo creía yo, datan de 1912 o 1915, o sea salvo Caeiro que falleció en 1915, el resto están aligerando el equipaje como yo y realmente estamos mas para un Apocalipsis que para un génesis.Su tercer pregunta la del ocultismo, se la doy en un sobre aparte que le pido que lo abra el 30 de noviembre de este mismo año de 1935.Seguramente lo ocultará Ud., y recién algún sucesor suyo lo encontrara por 1982. Lo que su sucesor encontrará es una copia de toda mi papelería que dejo en un baúl, lleno de papeles y recortes.Lamento no estar para cuando Ud. o alguien muy cercano a Ud. llegue con su esposa y su amigo Blaine a Lisboa, pero no ha de faltar quien lo espere y atienda.Para mi administración, como se dice en lenguaje comercial, le rogaría que me hiciese saber lo antes posible si ha recibido esta carta. Por favor avíseme antes del 30 de noviembre de este año. Ud. verá que es una fecha que tendrá alguna importancia, por lo menos para mí.Fernando PessoaFernando Antonio Nogueira PessoaRua Coelho da Rocha 16, chambre 28Tipeo: LN3 Esta carta que tiene ante el.Esta carta que tiene ante él, es por demás lúcida en toda su locura, esta fechada desde el apartado de Correo 147, de la Rua Coelho da Rocha 16, chambre 28, el 13 de enero de 1935 y dirigida D. Monteiro, firmada por Fernando Pessoa. El mismo año de esta carta el 30 de noviembre muere Pesoa en el Hospital Francés San Luis. Casi todos los heterónimos cuya génesis había expuesto en esa carta a su critico tuvieron también en la misma fecha su propia o colectivo Apocalipsis. Algunos habían muerto antes, otros después y los más exquisitos todavía parecen que están vivos.Unos meses antes en el mes de julio, el día 20 a las 9:30 a.m., en el Hospital Municipal Pirovano de la Ciudad de Buenos Aires nace LUIS NUÑEZ, de él se han dicho muchas cosas, y con él comenzaron a vivir otros seres que pueden llamarse también heterónimos de un histérico-neurastenico rioplatense, estos no resultaron ser escritores ni poetas como los del lisboeta, pero todos fueron como personajes de una novelística cósmica, con las características de que sus personalidades perfilaban hombres grises, solitarios y derrotados, algunos llegaron a ser mujeres, o sea fueron algunas.Entonces estos algunos y algunas , rotundos perdedores y perdedoras, se emparientan con algunos de los Monteiro, tal vez al que el poeta lisboeta escribe en su carta , y tenemos por ejemplo a Rosa Damasceno , Damasceno Monteiro, Víctor Laslo, Richard Blaine, Ilsa Lung, Louis Renault, Iris, Sam, y este final de títere y titiritero que a veces es LUIS NUÑEZ. Durante un viaje a New York aparecieron otros histéricos perdedores: Tom Travek, Siri Broming , Wooly, Hall Watkings, y se produce en nuestro hombre de Villa Pueyrredón y del tango una mezcla de Central Park, Empire State, Elevador de la Gloria, Saint Michell y Puente Alsina, todo esto con los ríos que están cerca de estas ciudades, y con lo que ellos arrastran, principalmente decapitadas cabezas, y algunas veces cuerpos sin cabezas.4 era la voz de Iris.

ERA LA VOZ DE IRIS,

no tenía la menor duda. Era inconfundible, si era ella. No escuchaba de ella desde aquellos días de París, en Monteparnase, cuando lo llamó también por teléfono, para decirle que debía partir, le dejaba un encargo, una caja y un sobre. A los pocos días recibió lo prometido, la carta tenia claras instrucciones de arrojar la caja al Sena. Recordó su viaje desde Lisboa a París, la búsqueda de Víctor Laslo o Damasceno Monteiro, el Metro de París, deambulando con la caja, NotreDame, el Sena. Parece que fue todo un sueño hace ya un año de aquello, y ahora ella con este llamado. Su Voz cálida, le recordó cuando cantaba en la Bella Aurora con su piano. Ahora, anoche en su teléfono encontró un cerrado y enigmático mensaje. Si era Iris, así era la que recordaba.Al despertar esa mañana, luego de tomar un café negro, activó nuevamente su teléfono y escuchó el llamado guardado de las 6:46 p.m. del día de ayer, ¡Hola!, No tengo mensaje, No tengo teléfono, No sé quien soy, Y, bueno, no sé que decirte, Me vino a la memoria este número y llamé, Pero no puedo hablar con nadie,... Se produjo como una espera y otra voz femenina, esta mecánica y cibernética, Le dice este es su ultimo mensaje.¿Que juego es este?, No tiene dudas, es claramente Iris. Al escuchar a Iris, asoció todo al recuerdo de Ilsa, aquel sombrero de ala ancha y allí sus ojos y aquella triste mirada, y aquella noche en el aeropuerto de Casablanca. ¿Pobre Ilsa, que será de ella en París?. Pero el mensaje de Iris era tan cerrado y raro. ¿Salvo que volviera a llamar, no podría contactarse con ella, estará en Buenos Aires?.Luego de bañarse y afeitarse, encendió su primer cigarrillo y tomo un nuevo café.Ya está listo para salir a su nada cotidiana. Está en este hilo de pensamiento, cuando el teléfono vuelve a sonar, sobresaltado atiende. Era ella, Richard o quien seas ahora, tengo que verte, estoy en el Tortoni,

Se produce una espera y corta.5 los viejos amigos de CasablancaLos viejos amigos, siempre jóvenes, Ilsa, Víctor Laslo y yo, tal vez hemos logrado el sueño del eterno retorno, habremos vencido al tiempo, la pierna me sigue jodiendo, es como si me inyectaran soda, la cintura me duele como si me hubieran clavado un tablón.Crecemos, sufrimos, gozamos, lloramos, reímos, y tantas veces morimos, mientras andamos, hay un hecho cotidiano imperceptible, que nos arrolla, y sobrepasa y que generan nuestras sucesivas muertes: la vejez. Tarde o temprano llegan los tiempos, si el tiempo, distracciones en nuestro imparable rodar en el camino, y se llega al ultimo rollo de la película. Soy componente de una comparsa sin tiempo, la vida se ha detenido en esos maravillosos instantes, que se sienten gratos porque son repetidos y cotidianos. Siempre ocurrió lo mismo. En un orden perfecto, ya lo sabemos de antemano. Idílicos momentos de amor, de renunciamiento, sacrificio, heroísmo, la despedida y el adiós, que de repetirse se han hecho normales y eternos. Me he distraído en fantasías que son realidades, ha llegado el tiempo, de despertar. En la pantalla, esta todo bajo control, ocurrirá siempre la monótona, conocida rutina. Penetra en mi cuerpo ráfagas de un cálido viento, mientras siento un gran cansancio, ¿ Dormí durante toda la película, que es toda mi vida?. ¿ Cuál ha sido el sueño y cual la realidad? Se repite la historia, como en aquellas tardes de biógrafo. El último rollo, ya llegan al aeropuerto. El asunto de las cartas de transito a Lisboa, y el sacrificio incomprensible, ya conocido y repetido, pero nunca termina de convencerme, siempre espero otra cosa, ahora también, me vuelve a doler la pierna y la espalda, tengo fija la mirada en la pantalla, bajan del auto, primero Rick, un bastón de empuñadura plateada lo ayuda en su andar arrastrado y trabajoso, su pierna izquierda queda detrás, es como si su cuerpo la tuviera que esperar, igual que con mi pierna cuando siento, eso parecido a que me inyectan soda, el muchacho ahora encorvado y envejecido, con la barba de varios días, un impermeable arrugado y sucio, su sombrero golpea en el tirante de la puerta y cae, alguien se lo recoge, es una Ilsa, Todavía reconocible, si la muchacha, que también ahora, es toda una viejecita. Ilsa y Rick ayudan a bajar a Víctor que también es otro fantasmal espectro, en este esfuerzo Rick queda apoyado, como colgado junto al auto. Sale el prefecto francés, ya no se lo ve arrogante y cínico, sino un simple hombrecito encorvado y envejecido, lo ayuda a Víctor a enderezarse y lo para junto a Rick.Otro auto llega, en él viene el Comandante nazi, con su abrigo de cuero, y su bizarra gorra militar, llegó antes que los Laslo se embarquen. Mi pierna sigue jodiendo, como si me inyectaran soda, mi cintura es un tablón. Todos somos viejas marionetas, nuestras facciones son borrosas, toman color, que pasa del negro al sepia, somos artistas de un varíete decadente, huimos de la ciudad, de escondidas y madrugada, buscamos refugiarnos del tiempo.Los viejos fantasmas de la Munich o La Rambla de la Costanera Municipal, habíamos llegado en una ruidosa bañadera colectiva que había partido desde la Plaza del Congreso. Cómicos ambulantes, que ya no hacemos sonreír, solo herimos y lastimamos, a nosotros mismos. Tan ridículo espectáculo duele, se clava en nuestro presente haciendo crujir nuestros recuerdos, que rotos, casi enterrados, se desdibujan en la noche del aeropuerto. El motor del avión, suena incesante, diriase que ruge. Todo se ve muy extraño, como si yo estuviera también en la escena. Si soy uno más. Siento frío, en el cielo una gran luna, rodeada de estrellas. Un olor a mar me hace sentir profundamente bien. ¿Sueño o que?., Se oye la Marsellesa, Renault marcha por la pista, otra vez joven y arrogante, a su lado va una figura que simula una sombra, que sorpresivamente no es otro que Víctor, el también recuperó su lozanía, Pienso que esto ha de ser el comienzo de una hermosa amistad, le dice al francés mientras el avión sobrevuela el aeropuerto, ya va rumbo a Lisboa. Los espera otra sombra al final de un hangar, se les une, ellos llegan y pregunta: “¿ Comandante, podrá abrir el Bar de Rick? , No veo el problema, Todo el mundo, va a Rick's ", Uds. tienen la suerte que el bar está siempre abierto, Yo he venido a Casablanca por sus aguas, ¿Qué aguas?, Sí esto esta en medio de un desierto". Siempre mal informado, me he dejado llevar siempre por las mujeres, pero ahora soy libre, y parece que ella en su viaje a Lisboa también, Vamos por los tragos entonces muchachos. Nuevamente encorvados y arrastrando sus pies, cruzan la pista. Todos ríen y comentan como subieron al avión el cuerpo del herido en la pierna, cubierto con el sucio impermeable. Laslo al sentar al herido, cubierto con el piloto, junto a Ilsa, le entregó las cartas de tránsito nominadas para "Mr. and Mrs. Víctor Laslo", y tocándole la mejilla suavemente con un dedo, le dice Here's looking at you, kid. Yo no podré ir contigo, ni verte nuevamente, te pido que no me preguntes porque. Solamente cree que te amo. Ve, querida y que Dios te bendiga.¿Temo sonreír, apenas una mueca, todo esto es un sueño desconcertante, o es real?. ¿Quien fue el que me dio el disparo en la pierna, fue el nazi o Lazlo. ?,¿ O tal vez el cínico Renault?.En fin..., sí, el fin de un nuevo principio. Ilsa ahora libre, viaja a Lisboa.Estoy ante aquella situación inesperada, que fue un nuevo empezar. Todo había sido confuso. Sigue la película, ahora en el bar de Rick, ¡Ud. es un extravagante! … Dejar ir a una mujer de clase como esta. El Comandante nazi, Renault y Laslo, beben y ríen rodeando al negro Sam que toca de vuelta la bendita canción.THE END Apago el vídeo y miro la familiar foto donde estoy con ella, atrás se ve la torre Eiffel. ¿Que será de nosotros?". Nosotros siempre tendremos París, donde habré puesto mi bastón con empuñadura plateada, mañana lo he de necesitar, Here’s looking at you, kid. Ilsa, junto a mí en el sillón, ya esta dormida desde la escena en que matan a Peter Lorre, mañana iremos a la Isla de San Luis, el Sena es muy bonito allí, mi pierna sigue jodiendo, el asunto de la soda nuevamente, mi cintura es un tablón, si, pero París, no es todo lo que tenemos.6 Frente al ventanal.

Frente al ventanal,
siento que han vuelto mis extrañas sensaciones. Suena el teléfono en la oficina de Walt, lo dejo sonar, no lo atiendo, quedo paralizado. Mis amigos del Saint Michell, a estos escapes o saltos de vías los llamaban delirios o alucinaciones.El que veo reflejado en el cristal de la ventana, no tiene nada que ver con el que siente lo que siento. Así no más vuelvo a ser Blaine. Pero es otro al que yo veo.Imágenes grises, borrosas, se reflejan en la ventana que da al río. Veo París, el Sena. Ellos han tomado la ciudad; todos están vestidos de gris, lo recuerdo porque ella estaba de azul. Luego la despedida bajo la lluvia en la Garé Monparnasse.Mi triste llegada a Casablanca, empezando con un escape ferroviario, cruzando después toda España. Mis conexiones con el prefecto francés que me permiten abrir un café, realmente él es mi socio, que se hace centro de la poco atractiva vida nocturna de esta Babel africana. A Casablanca también llegan los de gris. La ciudad y mi café son lugares de tránsito. Yo reparto ganancias con mi socio, que es otro de gris, además negocio con él, pasaportes a los que huyen como nosotros. Salir de aquí, era escapar de la Europa sitiada hacia Lisboa, en paso al norte de América o a Buenos Aires, para el sur. Por avión a Lisboa, por mar a Buenos Aires. Ella, la de azul, llega también a Casablanca, pero no está sola, viene con su marido. Luego las idas y vueltas conocidas por todos, la vieja y eterna historia y el final del aeropuerto. Pero no fue así, todo siguió. Mi socio Renaut me saca de Casablanca, pero me envía por mar y aparezco en las pampas en Bahía Blanca. De allí a Vallejos. Luego New York. Y New York está ahora frente a mí. En la ventana de la oficina de Walt, me veo reflejado en los cristales que me protegen del gran mecano emergido en las aguas del río, el puente de Brodklin. El rostro no es el de Blaine, claro que no. Creo que aparecieron nuevamente las alucinaciones de aquellos tiempos, las que anticipaban mi internación en el Saint Michell Hospital. Fue donde conocí a Walt Wilson, un policía separado de la institución en extrañas circunstancias. Ahora, como ex, hace trabajos de investigación en esta “oficina – basura”, su agencia de búsquedas y seguimientos de personas. Me paso las horas mirando el gran puente desde la ventana. Muchas veces como ahora creo ver proyectadas en los cristales personas y cosas de otros lugares en los que alguna vez debo haber estado. En esta sala además de preparar el café y recibir la correspondencia, atiendo el teléfono. Walt odia los contestadores automáticos, creo que es por eso que yo he conseguido trabajar con él. El río, a esta hora, tiene un brillo peculiar y el movimiento y las luces de los coches que lo cruzan son hilos luminosos y fantasmales. El teléfono –hace rato que no atiendo-, vuelve a sonar. Una voz de mujer quería hablar con Laslo, Víctor Laslo, así dijo. Mi cortante respuesta fue que no pertenecía a la agencia. Pero mientras contestaba me miraba en el cristal del ventanal. Yo sabia que la señora estaba hablando con la persona correcta. Ella volvió a llamar unos días después y esta vez le dije la verdad. Yo era Víctor Laslo, por lo menos eso era lo que me mostraba el ventanal.Ella es Siri Broming. Luis Renaut, de la policía francesa, le había indicado que yo la podía ayudar; ella habia dejado de tener noticias de su marido hace ya algunos años, y hoy al volver a su hotel por la séptima se encontró con la foto de su marido en la tapa de unos libros en exhibición en una librería. Estaba alojada en el MyFlower de la 50, me esperaba a las 8 en el Bar, no debía preocuparme por mis honorarios y gastos. El titulo del libro, donde aparecía en tapa la foto de su marido, era “El cuaderno y la cámara” ; su autor, Tom Travek, ella me anticipó que lo habia citado a él también . Al terminar esta conversación, miré el puente. Ya muy pocas luces lo cruzaban a esa hora. El tipo reflejado en la ventana no era yo: Víctor Laslo, sino Richard Blaine.7 algunas cartas desde distintos puertos de viaje.

Lisboa, Café Martinho da Arcada, Terreiro de Paco. Sábado 18 de octubre de 1997. Medianoche:Amigo :Un amigo común, el mismo que me hizo los arreglos con los travellers, me ha contado, sobre las tribulaciones de Víctor Laslo y Sra. desde que llegaron de Casablanca. Quiso reincidir su vida, busco una nueva identidad, un nombre, y nuestro común amigo le dio todo lo que necesitaba: pasaporte, residencia, permiso para trabajar, todo. Víctor, bajo su nuevo nombre, fue entonces vendedor callejero de loterías en Lisboa, su zona era el Rossio, Rua do Zapateiros. Las reiteradas expulsiones de A Brasileira, donde quería realizar su actividad, son recordadas todavía, mas ahora con el desenlace que tuvo su triste historia. Muchos dicen que el no ser gitano lo perjudico en este cambio de jurisdicción, eso le impidió a Víctor realizar su trabajo en el Chiado en A Brasileira. Hace unos cuantos años el nuevo hombre o Víctor, apareció degollado en las aguas del Tejo. Su cabeza perdida nunca fue hallada De este crimen fue acusada su mujer Ilsa, y el Tribunal Militar que la Juzgo, luego de un juicio sumarísimo la privó de su residencia, prácticamente fue expulsada de Portugal, desde entonces vive en París. Cuando nuestro común amigo me dijo el nombre que le había elegido para el nuevo Víctor, quede sorprendido: ¿Damasceno Monteiro, de donde sacaste ese nombre?, Me dijo yo vivo en la Gracia en la Rua de ese nombre, allí esta mi casa, creí que Víctor tomaría de esta manera un tono más local, de acuerdo a sus nuevas expectativas de vida.Parto a París, el lunes a la tarde, me acompaña Iris, la hija de Ilsa. Ella tiene el mismo encanto de la madre, pero moreno, sus ojos tienen también el brillo de los de Ilsa, tal como los recuerdo de aquella noche en el aeropuerto de Casablanca.Te agradeceré que para la fecha prevista, hagas que me espere una ambulancia del Hospital Alemán. Bueno, todo esto si regreso, como vienen desencadenase los hechos dudo de mi vuelta. Mi pedido, es solo, que no se digan discursos ni haya minutos de silencio, ya sabemos como nuestros amigos toman todas esas mundanas expresiones espirituales. Que no haya placas recordatorios con mi nombre e historia, ni marcas, ni cruces, nada. Yo fui, no volveré a ser. Siempre tendré París, es lo único que he conseguido.Hasta pronto y te esperamos, no vas a poder hacer nada para no llegar donde ya estamos nosotros. Alex Search.París, Café Le Dome, Monparnasse, viernes 24 de octubre. Media tardeAmigo:Tomando chocolate caliente, espero a Iris, que ha ido a comprar pan francés, con manteca y azúcar es exquisito. Mientras tanto te sigo contando de Víctor Laslo y Sra. Ya te dije como llego a ser Damasceno Monteiro y como perdió la cabeza. Antes de partir de Lisboa hice por mi cuenta algunas averiguaciones. La Rua Damasceno Monteiro existe, he estado en ella, allí queda la casa de nuestro común amigo. El Miradeiro de Nuestra Senhora tiene el parapeto en esa calle. El metro me dejo bajo, en la estación Socorro, y subí por esas empinadas Ruas, hasta llegar a la de Damasceno Monteiro. ¿Al llegar al parapeto pensé quien es Damasceno Monteiro? ,¿ Un político?,¿ Un escritor o poeta?,¿ Un militar?, Por lo que te voy a contar es un personaje algo confuso, perdido en algún extraño olvido, que incluso puede ser mío. Indague en varias bibliotecas en sus fichas y bases de datos y en la Grande Enciclopedia Portuguesa, no lo tienen. El Sr. Silva librero en el Chiado, en la Traversa da Quemada 28, me informo dándome una vieja lamina con un dibujo de Rosa Damasceno, me contó que ella era una actriz de otras épocas. Me dijo que la calle es por ella, el crimen de su marido. Pense en Ilsa, será?. Luego verifique todo lo que me habia dicho Silva en la Grande Enciclopedia y era real, ella habia muerto en 1905. No podría ser Ilsa. En la Casa de Fernando Pessoa, ante mi frustración, en las casi sin uso Grande Enciclopedia Portuguesa no lo encontré tampoco. Estaba casi en un llanto, con un grande y terrible desasosiego, pensaba que eso me pasaba a mí por ser un triste contable metido en investigador literato, entonces una voz me hablo desde el cuadro en la pequeña sala de lectura. El Sr. delgado de sombrero con un cigarro en la mano, me dice: Eh Search, tú el que llora, eres algo de Alexander Search, le dije que fue un tío, hermano de mi padre y que además me llamo igual pero todos me dicen Arpo. Magnifico Search, me dijo, deja todo eso y vamos a la esquina, tomamos un trago juntos, charlamos y yo te ayudare a buscar. Bajamos y luego de pasar por la tabaquería, donde compro tabaco y lío dos cigarros, uno que encendió para él y otro me lo ofreció a mí, saludo al barbero y llegamos al bar de la esquina, allí nos tomamos unos aguardientes y volvimos como pudimos a su casa, realmente me tuvo que ayudar el de la tabaquería Senhor Alves y el barbero, Senhor Manases, y lo llevamos a don Fernando, de vuelta a su casa a su cuadro.
Subirlo al cuadro fue realmente el problema, pero mientras lo alzábamos me dijo busca, pero busca bien, Víctor Laslo es lo que debes buscar. Así volví sobre los tomos de la Grande Enciclopedia y en el volumen IX en la pagina 313 encontré lo siguiente:

“”.....VÍCTOR LASLO: ....nacido en París el 30 de noviembre de 1915, refugiado en Portugal, luego de escapar de Casablanca, con su esposa e hija vivió y murrio bajo la identidad de Damasceno Monteiro. Héroe de la Resistencia Francesa pero en Lisboa devino en una víctima de la revolución de los claveles. Encontrado degollado en 1974, "sin su cabeza" en las aguas del Tejo.....”””
Habia una lamina con el rostro bastante borroso de VL. Que encabezaba la pequeña biografía, al pie nota: dibujo realizado por Ricardo Reís. Mire hacia el cuadro, y Don Fernando ya había recobrado su apostura, no tenia puesto su sombrero. Creo que sonreía burlón. Saque una fotocopia de la pag 313 de la Grande Enciclopedia, y baje las escaleras para irme, en el descanso tropecé con un viejo sombrero, mire el cuadro y la figura de don Fernando estirando su mano, me decía por favor, y se lo alcance. Mientras espero que Iris vuelva, creo que me quede sin el pan y manteca, te sigo contando, ella vivió también durante algún tiempo con su madre aquí en París. Luego del juicio, vinieron aquí. Iris se había casado en Lisboa con Ruperto Tabucchi, un italiano de Toscana, periodista a veces escritor, que también tenia dificultades florales en Portugal, cuando la revolución de los algarrobos, tuvo que unirse en París con Iris y su madre. En Portugal nuestro común amigo, también con Ruperto, trabajo con su nueva documentación para que pudiera salir sin dificultades, y luego París, allí dejo de ser Ruperto y llego a ser Luis Nuñez, ese era el nombre que nuestro común amigo le había elegido al italiano. Luego de su escape de Lisboa, en París su permiso de trabajo fue de "mendigo clase B para operar únicamente en la estación Monparnasse Benvenue". Pero toda esta gente a la que nuestro común amigo le cambia el nombre, parece que se encapricha de trabajar donde no debe. El nuevo Ruperto, se empeño en mendigar, bueno trabajar, en Saint Michell y no hace mucho su cabeza apareció en una vidriera heladera de un restaurante tunecino de la rue de San Severin. Esta vez lo que se perdió fue el cuerpo. Con el tiempo apareció en el Sena, se dedujo que era el correspondiente a Ruperto, porque en su mano derecha empuñaba una Mont Blanck Presidente, y en su izquierda un toscano apagado. Todas este juego de cabezas y cuerpos, que aparecen y desaparecen, trastornaron a Ilsa, la que desde entonces esta internada en una clínica de París. Todo lo que es hoy una profunda y seria investigación, me mueve a molestarte para que averigües allí ¿quien es este Luis Nuñez, o fue y que hace, donde está? ; pues el pasaporte que se le encontró a Ruperto es de la República Argentina. Iris pasó también de las suyas, sus problemas económicos la obligaron a trabajar y tocaba el piano y cantar en una viejo restaurante de París, "La aurora", tuvo gran éxito en esta actividad, vos ya sabes como son las negras para cantar blues.Amigo, últimamente he tenido terribles sueños, pesadillas y alucinaciones, que me indican que yo Search podría ser, o fui o peor aun seré Luis Nuñez, y que tal vez mi cabeza aparecerá en las profundidades del Río Reconquista, realmente un río de Primera B. Yo que he estado en los mejores ríos del mundo: el Hudson, el Tejo, el Sena, el de la Plata, acabare en el Reconquista, todo este futuro es muy duro para mí. Por las dudas que Iris no vuelva, y yo tenga que regresar, ten preparada la ambulancia, como ya te dije y el nuevo pedido sobre Luis Nuñez, fíjate en Internet, o en el reciclaje de algún basurero electrónico en la web. Bueno, como verás mi problema no hay dudas es de Praxis y uno reiterado del plot, así que mi realidad está completamente desintegrada y bien decía nuestra tía Javiera, es necesario que me haga ver por un mecánico o psiquiatra, no me acuerdo bien como me habia dicho?.Adiós Alex SearchParís, Saint Severin, Viernes 31.10.97, ya casi en la madrugada del Holloween, y próximo a embarcar para Chicago.Amigo:El asunto de Víctor Laslo y Sra. sé esta casi clarificando.He estado durante el día, caminado por París, principalmente por el Metro, con la gran caja que he encontrado sobre mi cama del hotel.Iris ha desaparecido, ya te dije que los otros días no trajo el pan que había ido a comprar.Días después una llamada telefónica me informa que regrese a mi hotel que hay un recado para mí, y allí esta la caja y la carta con instrucciones y la despedida de Iris, ella además me dice que me ama, pero por lo mismo me tiene que dejar.La carta además de perfumada era muy clara, debía tirar la caja y su contenido al Sena.Durante horas y horas anduve por la ciudad, un carrito lleva maletas me ayudaba con la gran caja. Tuve las dificultades que te imaginaras en las escaleras del Metro, pero esa dificultad la sortee con gran dignidad sudamericana.No se porque pase dos veces por los jardines de Luxemburgo, estaría pensando en lograr el acuerdo de Senado para cumplir la misión de Iris.Tuve algún problema para entrar con la caja en el teatro para niños que hay en los Jardines, pero no quería irme de París sin ver la obrita. Se llamaba "los 39 escalones".El actor que representaba al actor le dice al público, que abramos la caja y en su contenido estaba develado el misterio.Ya cerca del Sena, al pasar los empedrados y cruzar las calles de San Michell, la caja hacia un sonido como si dentro se desplazara algún "objeto", mi cabeza no dejaba de pensar en que cabeza me encontraría en su interior.Así llego la noche y estaba sentado frente a Notre Dame, a mis espaldas el edificio de la Prefectura General de París, que generaba en mi una atracción física mayor que la de la Catedral que tenia a mi frente.Algo irresistible se estaba armando en mi interior, y me precipite sobre la caja, la tome, como pesaba la condenada, algo se movía en su interior, corría hacia el río, y al llegar al parapeto, no pude mas y la abrí, y allí en su interior... no había n a d a.Estaba vacía, una gran decepción se genero en mi interior y arroje la caja a las aguas del Sena.Un silbido sacudió la noche, y me encontré perseguido por un gendarme que me agarro en la puerta de la Prefectura.Me metió adentro, y me dijo pase lo están esperando, no haga esperar mas al inspector que se tiene que ir a la casa, lo espera la esposa con la sopa.Entramos y en un gran despacho, estaba él, un diminuto hombrecillo muy parecido a Claude Reims, quien me dijo, Víctor Laslo, lo hacia en Lisboa. Vamos quedando pocos de aquellos tiempos, el que siempre me preocupo fue Richard Blaine, Rick cuando fue el nacimiento de nuestra maravillosa amistad, creo que el tenia un sentido algo especial de la amistad, para el era hasta las ultimas consecuencias, me dijeron que fue a parar a la Argentina, al fin del mundo. Creo que perdí en ese momento el conocimiento, y al despertarme, una suave voz nos anunciaba que estabamos llegando a Chicago.Bueno, tengo un gran dolor de cabeza, pero gracias a Dios ella esta sobre mis hombros, ya llego, espero que no te hayas olvidado de la ambulancia.
Te saluda Luis Nuñez.

C:\Mis documentos\sueños, viajes y mas sueños.docDomingo, 13 de Septiembre de 1998

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