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sábado, 5 de septiembre de 2009

El Cuaderno de Saramago

El Cuaderno de Saramago


Caín - La nueva novela de José Saramago

Queridos amigos,
Saramago nos ha escrito otro libro. Su título es Caín, y Caín es uno de los protagonistas principales. Otro es Dios y otro es la humanidad, con sus distintos nombres y pulsaciones. En este libro, como en los anteriores, El Evangelio según Jesucristo, por ejemplo, nuestro escritor no se anda por las ramas, ni se busca subterfugios a la hora de abordar lo que durante milenios, y en las distintas culturas y civilizaciones, han dicho que es intocable e innombrable: la divinidad y el conjunto de normas y preceptos que los hombres establecen en torno a esa figura para exigirse a sí mismos -o tal vez sería mejo decir para exigirles a otros- una fe inquebrantable y absoluta, en la que todo se justifica, desde negarse a uno mismo hasta la extenuación, o morir ofrecido en sacrificio, o matar en nombre de Dios.
Caín no es un tratado de teología, ni un ensayo, ni un ajuste de cuentas: es una ficción en la que Saramago pone a prueba su capacidad narrativa al contar, desde su peculiar estilo, una historia de la que todos conocemos la música y algunos fragmentos de la letra. Pues bien, con la cabeza alta, que es como hay que mirar al poder, sin miedos y con buen trazo José Saramago ha escrito un libro que no nos va a dejar indiferentes, que provocará en los lectores desconcierto y quizá alguna angustia, pero, amigos, la gran literatura está para clavarse en nosotros, lectores, como un puñal en la barriga, no para adormecernos como si estuviéramos en un fumadero de opio y el mundo fuera pura fantasía. Este libro nos atrapa, lo digo porque lo he leído, nos sacude y nos hace pensar: apuesto a que cuando lo terminéis, cuando hagáis el gesto de cerrarlo sobre las rodillas, vais a mirar al infinito, o cada uno a su interior, diréis un ufff que os saldrá del alma, y empezará una buena reflexión personal a la que, más tarde, seguirán conversaciones, discusiones, posicionamientos y, en muchos casos, cartas diciendo que esas ideas estaban pidiendo forma, que ya era hora de que el escritor se metiera en faena y gracias por hacerlo con tan hermosos resultados.
Esta última novela de José Saramago, que no es muy larga, ni podría serlo, porque necesitaríamos más fuelle del que tenemos para enfrentarnos a ella, es literatura en estado puro. Dentro de muy poco podréis leerla en portugués, castellano y catalán, y entonces veréis que no exagero, que no me mueve ningún desordenado deseo al recomendarla: lo hago desde la más absoluta subjetividad, porque desde la subjetividad leemos y vivimos. Y os hablo a los amigos, porque esta carta solo a vosotros va dirigida. Con mucha alegría.
Felicidades a todos los lectores: un años después del Viaje del elefante tenemos otro Saramago. Son tres libros en un año, porque también hay que contar con los Cuadernos, el libro que vamos leyendo aquí cada día. No podemos pedir más, nuestro hombre ha cumplido y de qué manera. La edad, amigos, agudiza la inteligencia y agiliza la capacidad de trabajo. Qué suerte tenemos los lectores de tener quien nos escriba.

Pilar del Río

comentario de EFE
José Saramago vuelve a ocuparse de la religión en Caín, su nueva novela, que la editorial Alfaguara publicará previsiblemente a mediados de octubre, en la que redime a su protagonista del asesinato de Abel y señala a Dios "como el autor intelectual al despreciar el sacrificio que Caín le había ofrecido". Caín viajará a la Feria del Libro de Frankfurt el próximo octubre y a finales de ese mes estará en las librerías de Portugal, América Latina y España, donde ver la luz también en catalán. Será en Lisboa, en su presentación mundial, donde el Nobel hable por primera vez de su nuevo libro, pero desde su casa de Lanzarote, donde pasa el verano y ya prepara las maletas para volver a Lisboa, ha explicado a través del correo electrónico que lo que ha querido decir con Caín es que "Dios no es de fiar. ¿Qué diablos de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?".
Casi 20 años después de su discutido libro El evangelio según Jesucristo, que fue vetado por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura, el Nobel luso hace un irreverente, irónico y mordaz recorrido por diversos pasajes de la Biblia pero no teme que vuelvan a crucificarle. "Algunos tal vez lo harán -explica Saramago-, pero el espectáculo será menos interesante. El Dios de los cristianos no es ese Jehová. Es más, los católicos no leen el Antiguo Testamento. Si los judíos reaccionan no me sorprenderé. Ya estoy habituado. Pero me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro".
José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -"las cuentas con Dios no son definitivas", dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron. "Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él", explica el autor. Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. "Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?".
Y continúa Saramago: "Moriremos cuando tengamos que morir. A mí me salvaron los médicos, me salvó Pilar (su esposa y traductora), me salvó el excelente corazón que tengo, a pesar de la edad. Lo demás es literatura, y de la peor". Hace un año, el escritor sorprendió a sus lectores por la ironía y el humor que destilan las páginas de El viaje del elefante (Alfaguara) y que ahora vuelve a con Caín. Para él es un misterio. Y reflexiona: "No fue deliberado ni premeditado, la ironía y el humor aparecen en las primeras líneas de ambos libros. Podía haberlo contrariado e imprimirle un tono solemne a la narrativa, pero lo que está me vino ofrecido en una bandeja de plata, sería una estupidez rechazarlo".
El escritor empezó a pensar en Caín hace muchos años, pero se puso a escribirlo en diciembre de 2008 y lo terminó en menos de cuatro meses. "Estaba en una especie de trance. Nunca me había sucedido, por lo menos con esta intensidad, con esta fuerza", rememora. Saramago, que una vez escribió que
"somos cuentos de cuentos contando cuentos, nada"
y así sigue viéndose, escribe más y más rápido que nunca (tres libros en un año), quizás como la mejor manera de seguir vivo. "Es verdad. Tal vez la analogía perfecta sea la de la vela que lanza una llama más alta en el momento en que va a apagarse. De todos modos, no se preocupen, no pienso apagarme tan pronto", sentencia. En su blog (blog.josesaramago.org ) aparece hoy el anuncio de la nueva novela, una suerte de tráiler del libro y una carta de la presidenta de la Fundación Saramago, Pilar del Río, en la que anuncia a los lectores del Nobel que este Caín no les dejará indiferentes.

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