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jueves, 18 de junio de 2009

El gesto del General.

El gesto del General.


Casi nadie lo llamaba por su nombre. Era solamente el General.
Nunca tuvo una palabra o respuesta precisa, siempre silencioso. Un indefinido bonarense.
Sus decisiones en estos años 80 son hoy, míticas leyendas del desierto.
Los indios rodeaban el fortín. Hombres, mujeres y animales dependían de lo que se creía todavía inexpugnables murallas. El peligro rodeaba esa soledad.

Desde esos tiempos el General es recordado por su gesto.
Ese gesto hizo que sus soldados comenzaran a llamarlo por su apellido: GENERAL LEMOS.

El Comandante Marques con sus soldados estaban sitiados desde hacia tres días y tres noches. Al llegar el cuarto día, Marques se presenta en la tienda de campaña del general, en la plaza del fuerte, y lo consulta:
-- General que hacemos?
Fue cuando el General Lemos , alzó sus hombros, cerró sus ojos, sus labios sorbieron profundamente un imaginario mate y fue que su voz, de acento pampeano, siguió sin escucharse.
Ese fue el gesto del General Lemos.
Los indios arrasaron el fuerte. El General fue el que empaló al ex comandante Marques en medio de la plaza junto a su tienda.
Alguien recordó mas tarde, que lo habían visto al General junto al empalado, cuando alzó sus hombros, cerró sus ojos y en una sorbida pampa siguió con el imaginario mate.
Él era el Jefe.
En sus memorias el General Lemos, omite significativamente el episodio del Comandante Marques.
El imaginario popular hizo el resto.




LEMOS, JUAN GREGORIO, GENERAL
(1764-1822).
Militar mendocino, intendente de guerra de San Martín. Su división paso por el Paso del Portillo, al cruzar los Andes. Fue acreedor a la Orden del Sol y murió en Santiago en 1822

Existió un General Lemos hijo del primero, muerto en 1899 en una localidad cercana a Santiago del Estero. Allí se instaló cuando su suegro Elías Jarbach se retiro de la dirección de su tienda de Ramos Generales.
Estuvo en una anónima campaña del desierto antes del General Mansilla. De esa campaña no ha quedado ni rastro. Bueno de ninguna campaña de esos años ha quedado nada, solo historias como esta. .
A este ultimo Lemos se lo recuerda por que en una Estación ferroviaria que lleva su nombre funciona un Carrefoul y un CineMark con varias salas.
Su gesto es todavía recordado, consistía en “ alzar los hombros, cerrar los ojos, y poner cara de sorber un mate, esto siempre ..ante el indicio de desobediencia de sus fieles soldados, los que sufrían penas dolorosisimas algunas veces fatales”.
Todavía aún hoy se recuerda lo del centinela desprevenido, el del mangrullo, que le pidió el santo y seña al propio General que venia de los corrales. Esa noche él mangrullo ardió en fuego, el centinela gritaba, a punto de arrojarse desde las alturas, pase mi General, pase. Pero el General no eschuchó las disculpas de su soldado, y siguio tratando de encender un nuevo cigarro con el fuego del mirador. Comenzó con su temible gesto, la absoluta indiferencia de alzar los hombros, cerrar los ojos, y sorber el mate. Tampoco de esta historia del centinela quemado hay nota alguna en las memorias del General Lemos.



5 de febrero de 2001
534 palabras

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