Lluís Bassets - Del Alfiler al elefante - Blogs ELPAIS.com
21 abril, 2007 - Lluís Bassets
A Manuel Vázquez Montalbán
De la historia podemos decir que toda es contemporánea, porque si nos sirve y nos apasiona es para entender el presente. De la política también podemos decir que toda es internacional, porque hoy en día más que nunca no es posible situarse en el propio espacio de derechos y deberes ciudadanos sin comprender lo que pasa en el ancho mundo. Todavía más del periodismo, este artefacto con más de doscientos años a sus espaldas, que hoy se está convirtiendo, de una parte, en historia del presente según afortunada expresión de Timothy Garton Ash y, de la otra, en marmita de lo global y lo local, hasta destilar ese palabro, lo glocal, tan adaptado para el ciberespacio. Escribir de lo local y lo global, buscar en la historia la explicación del presente, y en la interpretación distanciada y reflexiva del presente una forma de acarrear materiales para la historia, todo esto es posiblemente la tarea que hay que pedirle al periodista de hoy, sobre todo cuando definitivamente se lanza sin red a utilizar la red.
Además, hay que empezar por encontrar las palabras. Siempre hay un momento en que lo definitivo es encontrar las palabras para designar, finalmente, la materialidad de una nueva situación en la que todo lo que sucede en el mundo nos afecta y nos pertenece. La teoría del caos explicaba que el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en las antípodas. Pues bien, estamos ya en un mundo caótico en el que la humanidad es responsable de todo lo que ocurre en el entero mundo. Cada uno de nuestros actos es el aleteo de una mariposa. Queramos o no, nada humano nos es ajeno, suceda en Barcelona o en Shanghai, en Gaza o en Manhattan. Y las barreras entre las viejas páginas del periódico, que separaban la sección de las noticias locales de las noticias del extranjero, las de economía de las de cultura, se diluyen sobre todo en un medio que ya no tiene papel y sólo tiene páginas en un sentido metafórico.
Esto tan nuevo, y a pesar de todo, ya tan viejo, es lo que se trataba de mencionar, para poder arrojar luego, día a día, una mirada a poder ser crítica y razonada sobre lo más pequeño y próximo, el alfiler, y lo más grande y lejano, el elefante. Desde un alfiler hasta un elefante es una expresión, extraída del lenguaje al uso en los viejos buenos tiempos de los grandes almacenes comerciales, que utilizó, con enorme éxito, hace nada menos que 35 años el periodista, poeta y novelista Manuel Vázquez Montalbán, como rúbrica diaria de su columna sobre temas internacionales en el diario vespertino Tele/eXpres, todavía bajo el franquismo, en muy peleadas condiciones de libertad por lo cara y escasa que era y resultaba. Bajo su advocación, como si hubiera un imposible santoral para este oficio periodístico, pero sin mayor reverencia que la estrictamente necesaria, aparece esta blog sobre política internacional, herramienta del ciberperiodismo que se esforzará por saltar las vallas del periodismo tradicional pero intentando no perder en esta colada ni una sabana de los mejores atributos que han hecho grande y glorioso al oficio.
Manuel Vázquez Montalbán murió en Bangkok, en octubre de 2003, y no pudo ver ni la floración de los blogs españoles en Internet ni el trastazo que se pegó el PP en las elecciones del 14 de marzo de 2004. Sé a ciencia cierta que ambos acontecimientos le hubieran reconfortado enormemente. Estas dos cosas, y un constante entrecruzamiento en la vida y en el oficio, desde distintas generaciones y distintas aunque no muy distantes posiciones ideológicas, son las que me han conducido a una apropiación, que no creo indebida, de la rúbrica con que la que Manolo se lanzó al comentario internacional. Empecé en el oficio en 1972, como mero aprendiz cuando aquel Manolo de firma ya cotizada, aunque perseguida por el régimen franquista, se estrenaba como comentarista diario de política extranjera, puesto que la española le estaba objetivamente vedada, y especialista en el sarcasmo y el circunloquio que todo lo dijera sin suscitar la represalia de los censores. Me dedicó, más de 30 años después y para mi enorme sorpresa, su último libro Milenio, de publicación póstuma, en el que Pepe Carvalho clausuraba definitivamente el ciclo novelesco con una quijotesca vuelta al mundo. Yo le dedico ahora el primer día de mi nueva actividad, en tributo de admiración por aquel talento periodístico excepcional, ejemplar y prolífico hasta apabullar. Él hubiera merecido navegar largos años por el ciberocéano informativo al que hoy me lanzo, y también por eso lo hago bajo su advocación como seguro, reconfortante y digno santo patrón de este oficio. Amén.
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Y por hoy ya sería bastante, si no tuviéramos todos, este domingo por la noche, la oportunidad de asistir a lo que es a mi gusto uno de los mayores espectáculos del mundo, que merecerá el siguiente comentario de este blog. Se trata de la noche electoral de la primera vuelta de las presidenciales francesas, algo que proporciona la emoción y el apasionamiento del mejor espectáculo deportivo; encuestas a pie de urna casi obligadamente erróneas; resultados sorprendentes y enigmáticos; estupendos y animados debates radiofónicos, televisivos o en internet; y la posibilidad de analizar y reflexionar sobre la marcha de Francia y de Europa, y en el fondo, de los asuntos que nos conciernen a todos nosotros, como la política de inmigración, el estado de la educación, la inseguridad ciudadana, el conflicto de Oriente Próximo, la intervención del Estado en la economía, y todo lo que ustedes quieran.
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